Diferente. ¡No me gusta, lo cambio!

En México la libertad tiene su mejor cara cuando votamos, venderla por unos pesos, la oportunidad de una chamba, o la garantía de algún privilegio, nos puede acercar por tres o seis años a un cuestionable estado de mejoría, pero sin duda nos cancela la oportunidad de vivir bien regularmente.

Nuestra historia se distingue por mayorías acotadas por políticas y políticos de conveniencia, la ley y el gobierno están diseñados para el beneficio de castas gubernamentales cerradas, que cobran con complicidad la entrada, y que son grupos formados por individuos que salen del gobierno y con recursos ilícitos incursionan en empresas monopólicas de todo tipo, manteniendo una férrea hegemonía del poder. Los ciudadanos que mantienen al país de pie, trabajando, compitiendo, produciendo y saliendo adelante a pesar de un gobierno y leyes que solo garantizan abusos; salen a la calle a ganarse la vida todos los días, pagan impuestos que van desde el derecho de piso a algún “Sindicato” por ocupar una banqueta pública, o un aparatoso ISR que le arrebata un tercio de lo que gana; y si no fuera suficiente el acoso de terroristas disfrazados de oficiales, el ciudadano trabajador es extorsionado por el hampa, robado sin garantía de consecuencias para los ladrones y trabaja sin descanso para vencer a una burocracia que le pide mordidas por cualquier cosa. Cambiar nuestra realidad implica un gran esfuerzo, evitar caer en la tentación del alivio temporal o inmediato que ofrecen por nuestro voto, no es cosa sencilla, pensar en un gobierno abocado a producir, administrar y asegurar el cumplimiento de las leyes, sin presupuestos desproporcionados, con funcionarios bien pagados, profesionalmente preparados y sujetos a las peores consecuencias por actuar al margen de la ley, no es nada de otro mundo, pues existe y funciona.

Tenemos que hacer la diferencia, nuestro presidente tiene que ser radicalmente distinto, pero cuidado con las diferencias de fachada que no son más que lo mismo en el fondo.

Ahora tenemos a un ignorante en el gobierno, que no sabe ni cuáles son los estados del país que gobierna, sin embargo, ganó con el argumento de que “Sabía Gobernar”; También, hemos visto como la mayoría de los políticos del “nuevo PRI” que llegaron a gobernadores, están en la cárcel, prófugos o son fuertemente cuestionados por una galopante corrupción; y mientras tanto, su líder Clavillazo Ochoa, presume un premio por ser el partido más honesto y transparente.

Nuestro próximo presidente y lo digo con respeto, tiene que ser más cabrón que bonito, aun cuando creo que la fealdad no contribuye para nada; Debe por lo menos hablar inglés y de preferencia contar con la mínima educación y suficiente presencia para no avergonzarnos junto a los demás dignatarios del mundo; Sin duda, también debe ser dueño de un carácter enérgico, pero sin perder el espíritu humano, viviendo acorde a la realidad del país, reconociendo sus errores y mostrando compasión y empatía con ciudadanos, que más que la promesa de salir de la pobreza, aspiran a vivir bien.

Sin duda es sencillo revisar estos puntos y buscar diferencias substanciales, sin embargo, tenemos que considerar que algo que no ha faltado en los políticos hasta ahora, es que sean promocionados por un partido político. Hagamos la diferencia, tomemos en cuenta a los independientes.

¡Que Dios Nos Bendiga!

hlaredom@gmail.com

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