Escenarios del desastre.

Coahuila camina pero no avanza.

Y no, no es lo mismo. Caminar, es solo andar mecánicamente, deambular por ahí sin un rumbo claro. Avanzar, por el contrario, es dar muestra de cobrar terreno, de sumar cosas a lo ya obtenido, de ir más allá en el horizonte anhelado. Ir de frente con el rumbo trazado. Sabiendo a dónde vas y cómo llegar.

Lastimosamente Coahuila solo anda, así, lento y descoordinado. Camina al garete, sin programa ni método. Cercano, muy cercano está el gobierno (de Miguel) de ser lo mismo que antes (que aquel infame moreirato, desastroso y malvado).

Débil e ilegitimo.

Miguel Riquelme entra a fuerza al gobierno. “Empujado” por la corrupción y avalado por la complicidad. Llega débil, es ilegitimo (y los sabe, y lo sabemos todos). No acierta a atreverse a nada. Sus discursos y entrevistas banqueteras son erráticas, sin fuerza, temblorosas. Contradictorias, y sobre todo, falsas.

Pide paz y unidad y luego golpea a opositores. Espía y persigue como aquel (operado por aquellos que aún siguen en sus puestos, donde fueron puestos, en sótanos lúgubres, como ellos). Acusa guerra de opositores y luego les despierta a las fiscalías. Pero no audita ni juzga a Los Moreira. Valida todo el fraude.

Su máxima política es imitar los modos del gandalla. Usa chamarras como él (o de él), lo quiere remedar y ha resultado un remedo. El odiado le marca la pauta, nota por nota. Es burda la selección de moreiristas en cargos de gobierno y en candidaturas. Más del 80% del gabinete y la nómina no han sido cambiados.

Se endeuda más. Nos endeuda por más. Es mentiroso, prometió no deuda y pagar.

A bote pronto.

Así anda el estado. Todo a puras ocurrencias de aquel. Éste, ni para eso.

El alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez, inventó un Plan de Desarrollo en un mes. Y es que un mes es el 8.3% del año que tiene para dar resultados. Al mes ya es candidato a la reelección. Haiga sido como haiga sido, “Saltillo 2018” ya tiene Plan. Manolo, le muestra al gobernador como hacer las cosas.

Miguel Riquelme anda mediatizando “la consulta de su Plan de Desarrollo 2017-2022”. Ya está impreso, la consulta es simulación. Al fin… es tan solo un Plan.

Peña, Meade y el PRI.

Contento está Meade por ir en tercer lugar, lo dijo esta semana.

Recibió la precandidatura con un PRI en tercer lugar en encuestas y no ha bajado desde su llegada (porque solo compiten tres). ¡La derrota es crónica anunciada!

Meade es candidato del PRI, porque no era del PRI. Le dijeron que “hay costumbres históricas”. Que cada estado gobernado por el PRI tiene una nómina del voto duro. Que participaciones federales salen de las tesorerías estatales y van a las campañas tricolores. Pero eso lo sabe: fue titular de hacienda. Sabe que es peculado, que La Coneja está preso por ello. Que la pirámide toda está embarrada.

Todo sin control.

La macroeconomía nacional dejó de blindarse como en los tres sexenios anteriores (PRI, PAN, PAN). Los indicadores son negativos. Decrecemos y bajamos reservas, alta inflación y bajos salarios, peso depreciado y altos impuestos.

El presidente pifia y ya pocos lo respetan. Es el rey de los memes y el hazme reír dentro y fuera del país. México anda sin rumbo, pero intervenimos en asuntos internacionales por obedecer al vecino del norte. Aun así nos dejamos maltratar.

La impunidad es campeona. De ella somos el país más corrupto del orbe. Los sistemas anticorrupción, las contralorías y fiscalías (nacionales y estatales), son burda simulación, son sistemas de protección. La nula solvencia moral del gobierno federal para con los gobernadores y alcaldes (por los millonarios negocios del presidente y su gabinete con proveedores nacionales y empresas extranjeras, y por las cuotas del dinero a campañas del PRI, soltó la rienda del mando federal.

Las deudas estatales y municipales se desbordaron. Toda la generación de mandatarios se corrompió y los montos del peculado se desorbitaron. El dinero de los sobornos ya no solo llega con regularidad en portafolios, ahora lo hace en suburban retacadas de maletas con dólares.

PRI-Gobierno y aliados validan leyes que inhiben las libertades y dan facultades extremas al Ejército y a las policías. ¿Y cómo para qué, si todo está arreglado para que delincan, dentro y fuera del gobierno; en la federación, estados y municipios?

Desde el gobierno se pretende acotar las redes sociales (y a la sociedad), y al tiempo, se somete a las instituciones judiciales y electorales. Se hinca a los tribunales.

Los soldados, son policía. Con Ley hegemónica y mucho presupuesto. ¡Cuidado!

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