“Hidalgo”. Manuel Acuña.

Sonaron las campanas de Dolores,
voz de alarma que el cielo estremecía,
y en medio de la noche surgió el día
de augusta libertad con los fulgores.

Temblaron de pavor los opresores
e Hidalgo audaz al porvenir veía,
y la patria, la patria que gemía,
vió sus espinas convertirse en flores.

¡Benditos los recuerdos venerados
de aquellos que cifraron sus desvelos
en morir por sellar la independencia;

aquellos que vencidos, no humillados,
encontraron el paso hasta los cielos
teniendo por camino su conciencia!

La biografía.
Manuel Acuña Narro (Saltillo, Coahuila; 27 de agosto de 1849 – Ciudad de México; 6 de diciembre de 1873). Fue un poeta mexicano que se desarrolló en el estilizado ambiente romántico del intelectualismo mexicano de la época.

Manuel Acuña Narro, realizó sus primeros estudios en su natal Saltillo en el Colegio Josefino. Viajó posteriormente a la Ciudad de México para cursar filosofía y matemáticas, además de varios idiomas, como el francés y el latín, con objeto de ingresar a estudiar la carrera de medicina, en donde se inscribió en 1866, carrera que se vio truncada por el término de su vida a los 24 años.

Durante sus años de participación en tertulias literarias, conoció a Ignacio Manuel Altamirano, a Agustín F. Cuenca y a Juan de Dios Peza. Con este último mantuvo un fuerte vínculo amistoso, inclusive el llamarlo hermano, motivo por el cual Peza fue uno de los oradores principales el día del sepelio de Acuña.

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