Indecisos, el gran elector

Ir por los indecisos motiva la estrategia de las campañas presidenciales. Dicen que rebasan el 30% y que ellos, son quienes decidirán el futuro de México.

Mensajes, actitudes y propaganda irán dirigidos a ese decisivo segmento (a ellos podrán su mejor cara, lavada y maquillada)… Indecisos que son, esa franja de un México, tan decepcionado, enojado y desorientado, que ni siquiera acierta a descifrar quien es “el menos malo” de los tres candidatos; o quién representa la corrupción que busca perpetuarse, por la que ya no votaría.

La guerra sucia ha sembrado polarización en la sociedad. Así como hay férreos defensores de su favorito, estos mismos van aprendiendo a odiar a los otros dos e incluso a insultar a quienes piensen diferente.

¡Si no simpatizas por el que yo veo como el único, “honesto y visionario”, entonces eres un estúpido y apátrida!

¿Quién gana con la división de los votos, ya pensaron en eso? En Coahuila ya vivimos esa perversa estrategia y padecemos sus efectos.

Aquí, robados y fracturados, “ganó el fraude, ganó el PRI”.

Las campañas.

Empezaron ayer las campañas federales.

Elegimos al presidente de la república. Y no estamos en posición de equivocarnos porque los errores que nos preceden son la causa del lamentable estado en que nos encontramos. Sufrimos el sexenio más corrupto y corrompedor que la historia registre (y vamos que hemos tenido varios muy ladrones y criminales, pero nunca uno de esta dimensión dañina).

Elegimos también a todo el congreso federal. A 500 diputados federales y a 128 senadores. Y miren que leyes nos han recetado “nuestros representantes”, aliándose en intercambios promiscuos entre bancadas de partidos para repartirse el botín, y a cambio, votar restricciones a las libertades y legalizar la entrega a los extranjeros de la patria, pedazo por pedazo. Leyes que privilegian a ladrones y criminales al tiempo que espían y censuran al pueblo.

Elegimos gobernadores. En 9 sitios de la empobrecida y robada geografía nacional se elige gobernador. Solo cuatro de estas nueve entidades en disputa, representan más del 40% de la población nacional y del voto (CDMX convertido en el estado 32, Veracruz, Jalisco y Puebla).

En 30 estados hay elecciones locales. En Coahuila elegimos alcaldes por 3 años. De los 38 candidatos, 27 buscan la reelección siendo candidatos y alcaldes a la vez.

Del 30 de marzo al 27 de junio seremos víctimas de un juego de infección (quien más contagie de virus a sus opositores sentirá que avanza en su campaña).

¿Y las ideas, propuestas y modelos?

Ningún candidato habla de temas, ni propone soluciones a problemas, ni menos aún se atreve a decirnos que hará con la educación o con el campo. Todos se refieren al “combate a la corrupción, a acabar con la impunidad y a quitar el fuero a los corruptos”. Pero nadie da nombres, no hablan de los gobernadores asesinos y asaltantes (de sus partidos, a esos que han protegido), pero sí señalan a los de enfrente y se rasgan las vestiduras y se dicen honestos y congruentes.

Nadie quiere perder votos diciendo lo que verdaderamente piensa de los temas difíciles. Nadie quiere confrontar ideas y programas. Nadie quiere debates de propuestas. Quién va perdiendo ve en los debates la ocasión de golpear al puntero.

Los candidatos saben bien los intereses que deben proteger, esos que marcan los dueños temporales de los partidos que, a fuerza de imposición y no de democracia, los impusieron en la candidatura.

Hay que votar.

Sin duda ¡hay que votar! No hacerlo es favorecer a quien paga una nómina del voto duro y con él pretende ganar. Polarizar también es una estrategia del PRI-Gobierno. Sembrar odio para que solo el que queramos sea aceptado (luego de tanta basura electoral que nos confunde), es idea saboteadora.

Mucho más que una sola elección se juega el 1 de julio. El destino de este México en quiebra (saqueado), depende de nuestra inteligencia emocional.

México se agota por los ladrones y criminales, por su peligrosa y creciente escuela del crimen. Cuidemos no beneficiarlos con más poder, actuando o inhibiéndonos de acuerdo a su malévolo plan.

¿Por quién votar?, eso es cosa de ustedes, de cada quien (hay opciones).
Votar por México, es sin duda una buena idea.

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