¿Y la ideología, apá?

1998. Mi padre Enrique Martínez y Martínez había logrado hacerse con la candidatura del Revolucionario Institucional para contender por la gubernatura de Coahuila después de un proceso interno sumamente competido, de consulta a la base.

De la contienda interna su candidatura salió muy fortalecida, pues a pesar de jugar en contra el sistema, triunfó con un margen muy amplio. Para tratar de frenarlo, toda la oposición se unió y firmó una alianza que se antojaba imposible por lo disímbolo de sus integrantes: PAN, PRD, PVEM y PT.

Sus números eran muy alegres: la resultante de sumar los votos de los cuatro partidos en la última elección superaba a la del PRI. Sin embargo, desdeñaron un factor muy importante, la ideología. El resultado para la Alianza fue una estrepitosa derrota por más de dos a uno.

La mezcla de ideologías y principios con el fin único de alcanzar el poder por el poder jugó un rol determinante en esa aventura, pues sin sustento doctrinario ni programa de gobierno claramente definido sólo había confusión y desánimo entre los militantes de los partidos coaligados.

La ideología es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza la forma de pensar de una persona o de un grupo. Se forma en una persona, explica Giovanni Sartori, cuando existe una convicción arraigada y conocimiento de causa. Luego, los partidos políticos la plasman en sus documentos básicos, y así se convierte en su alma.

La absurda alianza entre Morena y el PES, organizaciones con ideologías radicalmente opuestas, provocó fuertes reacciones de personajes emblemáticos de la izquierda mexicana, desde connotados legisladores hasta figuras como Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez. De ganar, ¿cuál sería la postura del nuevo gobierno con respecto al derecho a la diversidad sexual? ¿Y las libertades individuales y de culto?

El Frente no se queda atrás, ¿cómo pedirles a genuinos creyentes de Dios y del mercado, apoyar una alianza con un partido que pretende abolir el capitalismo? ¿O cómo solicitarles el voto a las izquierdas progresistas de este país para un candidato que viste ropa de marca y tiene a su familia viviendo cómodamente en Estados Unidos?

El elector mexicano ha madurado y ya no se deja engañar tan fácilmente. Los gobiernos de coalición se forman después de las elecciones, sólo entonces y con números en la mano. Querer hacerlo antes es una aberración que conlleva a resultados nefastos. Y como los votos no son fichas ni canicas ni manzanas, es imposible querer sumarlos, así como así, olímpicamente.

Incluso, hay sumas que restan.

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