El lunes pasado nuestro artículo en la versión digital de Milenio trajo consigo muchos comentarios y mensajes, lo cual nos hace suponer que al hablar de la importancia de “salir de la negación”, pudimos tocar algunas fibras en nuestros lectores, muchos de los cuales se sintieron identificados con la frase “eso nunca me pasará a mí”.
Si bien es cierto cuando uso esa frase lo hago recordando el excelente libro dedicado a los hijos adultos de adictos que lleva justo ese nombre y que es de la especialista Claudia Black, la realidad es que es un enunciado muy simbólico de las personas que, en algún momento de nuestras vidas, me incluyo, vivimos episodios de negación.
A propósito de la pandemia que este año vive el mundo por el Covid19, he tratado de recordar episodios similares de pánico y angustia en la población, en el último medio siglo, pudiendo encontrar diversos y de muchas causas, aunque encontré en las enfermedades de transmisión sexual incluyendo el VIH que tomó fuerza en los 80´s, las adicciones en general y, los embarazos precoces en niñas y adolescentes, temas de referencia que en su momento nos llevaron a pensar que nada de eso nos habría de suceder a nosotros.
Una reacción natural del ser humano es negarse o pensar que una tragedia o un evento extraordinario como pudieran ser los casos citados pueden pasar en otras latitudes o a otras personas, pero nunca a uno mismo.
La experiencia nos señala que es mejor prevenir que lamentar. Hacer consciencia de que lo que ocurre afuera, puede suceder también en el interior de nuestras familias y tomar las medidas adecuadas para prevenir que ocurra. Alguna vez escuché una frase, “no por pensar que el sol no está ahí quiere decir que no está”.
Al inicio de la pandemia del coronavirus había muchos escépticos, muchos se negaron a admitir el problema, incluso lo desafiaron y hoy ha llegado el día en que estadísticamente cualquiera de nosotros puede conocer un caso cercano.
Igual pasa con las adicciones, con las enfermedades de transmisión sexual, con los embarazos infantiles o adolescentes, que seguramente nadie quisiera que ocurriera cerca de nuestras familias y que lamentablemente, también las estadísticas nos indican que lo tenemos muy cerca de casa.
Por eso quizás valga la pena cambiar el “eso nunca me pasará a mí” por el “estaré preparado por si sucede cerca de mí”.
LA ALEGRÍA DE VIVIR
OMAR CERVANTES RODRÍGUEZ
https://www.milenio.com/opinion/omar-cervantes/la-alegria-de-vivir/esto-nunca-me-pasara-a-mi
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