Rubén Moreira. Galopa a su final, señalado y solo

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En este dolido y denostado Coahuila, los negocios desde el  gobierno dictan la agenda pública, norman los criterios políticos, explican los nombramientos en el gabinete estatal, “justifican los excesos” del gobernante. Esta conducta desviada del mandatario (de su familia, el hermano antecesor en primer orden), dibujan con prístina claridad: la nula clase, la ausente moral y la falta total de ética política.

La planeación se ha ignorado. Un Plan Estatal de Desarrollo (2011-2017) que se compromete de inicio, no es hoy ruta cierta, no es fuente de indicadores del despeño, menos aún agenda de avance programático, ni de evaluación del desempeño y de ninguna forma, compromiso regular (menos honesto) para la rendición de cuentas.
Una entidad mal timoneada, cual barco al garete, navega sin rumbo fijo y sí, a las ocurrencias del mandatario (piloto malhumorado y ocurrente). En una mar picada, revuelta y ensombrecida por nubes negras que se ciernen sombre la ruta. Trazo que no dibuja en su horizonte un puerto seguro, ni siquiera un puerto deseado. “No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va”, reza el dicho marinero; y en este Coahuila extraviado, viene tanto a cuento el dicho. Navegar “a la buena de Dios”, es verdad, que nos serena el espíritu a los creyentes.
 
Poco es el tramo para llegar al final de este eterno desgobierno, de este otro Moreira. Final, al que lejos de caminar, galopa Rubén (señalado y solo). Pero los días se hacen largos por el mal humor y los malos modos. Los problemas irresueltos y escondidos bajo una alfombra raída, se acumulan y entorpecen el tránsito.
Las mentiras son el modo de gobernar, “la nueva forma”. Para seis años se elige gobernador, pero en el quinto, ya con candidato y campaña…, y luego con gobernador electo, merma el control y el respeto se va perdiendo. En esta administración, el control no existe desde el primer año, y el respeto se ha diluido a la par de la gobernabilidad. El rencor, el deseo de revancha y el hartazgo, se funden en el alma de la gente y se transforman en un arma cargada y lista para accionar.
 

Comparsa le hacen los pagados al aun gobernador. Lacayos, sirvientes, Gates y gatos, y tantos subordinados, sirven ya de mala gana al bilioso mandamás. Las filtraciones son pan de todos los días. Se copia de su chat, se filtra de sus escritorios, se escanean papeles, archivos y correos, y hasta se venden facturas. Se transcribe de sus celulares y BlackBerry. Ya la lealtad es asunto de ayer. Cobrar e hincarse, parece ser la constante en la obesa nómina estatal.
El Rey (de chocolate, con nariz de cacahuate), goza al ver achicados a sus lacayos, pero como su obesidad política no le permite agacharse en lo local (porque agachado comparece al gobierno federal), no ve los rostros adustos ni los ojos torcidos “de su gente”. Pero eso sí, la riqueza inexplicable, es generalizada en el parchado gabinete (formal y ampliado). Hasta el jefe administrativo de Goyo Pérez Mata (aquel “inversor de FICREA”), ya tiene su mansión colindante en el emblemático San Alberto.
El barco hace agua y las ratas brincan de él. Son las primeras en sentir que el naufragio está cerca. Así, los políticos se reúnen en secreto, se alían con aspirantes ajenos al delfinado. Una reunión en el DF, hace pocas semanas, sentó a la mesa, en torno a un legislador, a tres altos funcionarios de Coahuila, del consabido primer círculo: ¿Sabrá el colérico patrón donde andas sus hijos?
Cinco años se van y el saldo es negativo. La caótica administración de Ruben Moreira sale debiendo y por mucho a su pueblo, que noble y confiado, le dio el poder. La historia es la mejor maestra, te repite la lección una y otra vez, hasta que la aprendas. Ni legados, ni derechos humanos, ni constitución, ni leyes modernas.

MegaDeuda, complicidades, quiebra del estado, negocios al amparo del poder (por dos sexenios). La nulificación de la ética política, la fragmentación social, la generalización de la pobreza y el daño a La Familia; son la nota amarga que deja este gobierno.

Que lejano se ve el 2017, y está a la vuelta de la esquina. Tantos quieren ser y no hay quien enseñe sus nobles propósitos. Un gobierno de transición que arme el rompecabezas en que se despedazó al estado, es la única vía posible para enderezar el entuerto.

¡Dios bendiga a los coahuilenses y nos libre de todo mal… De otro de ellos!

4 comentarios en “Rubén Moreira. Galopa a su final, señalado y solo”

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