69 millones… distraídos

Hay casi 98 millones de ciudadanos inscritos para votar en 2024; unos 9 millones más que en 2018, cuando salió a votar un 63.43% del padrón de 89 millones. Es decir, los candidatos tendrán un universo de posibles votantes 10% mayor que el que tuvieron en 2018.

Quisiera suponer que tanta actividad en redes sociales y animosidad sobre el gobierno actual, una alianza opositora sin precedentes, el hecho de que las favoritas son dos mujeres, la posibilidad de un tercer partido con fuerza relevante y lo que parece una mala broma (el señor Verástegui) que pudiera sacar a votar a unos 100 a 200 fanáticos de la rancia ultraderecha mexicana, debería llevar a las urnas a un porcentaje incluso más alto que el de 2018. Es decir, no sorprendería ver una participación cercana al 70% y con ello unos 69 millones de votos, poco más de la mitad de la población total de México y unos 13 millones más de votos que los que se emitieron en la elección que ganó el presidente actual. El “detalle” que percibo es que la gran mayoría de esos 69 millones de mexicanos que elegirán a la próxima (o próximo) presidente de México andan muy distraídos. Nos traen “maiceados” y mareados con caja china tras caja china y con muy poca sustancia. Claro, por ahora los y las precandidatas, que se han saltado tantas trancas y reglas electorales, se escudan en esas supuestas reglas electorales para justificar su poca profundidad de ideas y propuestas, pero eso no les ha quitado la posibilidad de inundarnos con memes y ocurrencias aderezadas con continuas porras y cañonazos desde ese palacio donde se han fabricado más cajas chinas en el mundo.

Pasamos de un proceso trunco de elección semi-primaria a un ejercicio donde los ponderadores (de la consulta) pudieron ser más relevantes que el número de votos, supuestamente por diseño. Vemos cómo una semana el presidente le pasó el palo de la piñata, bueno, el “bastón de mando” a su candidata y en la siguiente se dedica a poner videos de YouTube en su mañanera donde la candidata opositora le pega a una piñata del PRI (al que ahora representa la candidata). Nos topamos con que en el mismo día las noticias relevantes son que el partido en el poder quiere asegurar y hasta demoler la “caxa” de la “candixata” “opoxitora” (así con “x” porque ahora la candidata se la pasa hablando en la “x” con una frecuencia que pronto cansará hasta a sus familiares y amigos cercanos) y ese mismo partido en el poder nos receta la caja china aderezada con un combo de aliens momia acompañados por un mousse  de Mausán y servidos en la mesa principal de la Cámara de Diputados, porque los diputados seguro ven como tema urgente y relevante el asunto ese de las momias de arcilla con engrudo y cara de E.T. (el de la película). Apenas está uno procesando el chiste de las momias extraterrestres de cuello largo, cuando nos topamos con que el hoy gobernador de Morelos, con menos cuello, ex camisa número 10 del Tri (el equipo de fútbol, no el grupo musical) se siente con tamaño, trayectoria y resultados suficientes para ser Jefe de Gobierno de la CDMX, casi al mismo tiempo que el gobernador norteño famoso por los tenis fosfo fosfo, la primera planta de Tesla con atrasos relevantes y por  popularizar el regaderazo de 2 minutos, se hace el chistoso finteando con lanzarse de candidato presidencial, como si no hubiera visto el papelón de su antecesor. También, vemos al político que cuenta con el récord de más cargos de alto perfil, más partidos en su carrera y más desaires de sus jefes, se avienta el mal chiste de considerar crear un nuevo partido; sí, excelente idea porque lo que el país necesita es ooootro partido. O ese expresidente que prometió sacar al PRI de Los Pinos, pero que ahora hace campaña duro y tupido para regresar al PRI a Los Pinos, (des)ayudando a la candidata opositora de una forma que obliga a que ella le aplique un tímido “no me ayudes compadre”. En paralelo a todo esto, el presidente actual se atreve a anunciar, desde uno de los vagones de prueba del tren y circulando a una velocidad similar a la que le dio la medalla de oro a Raúl “el Matemático” González en Los Angeles 1984, que ya cumplió con lo del tren Maya; aunque no esté abierto aún y sin vergüenza de que costará no los $100,000 millones planeados, sino ¡$500,000 millones! Mientras tanto, en Estados Unidos se empiezan a cocinar candidaturas para su elección presidencial y no parece haber un escenario muy positivo para México, con sindicatos en pie de guerra y republicanos como el Representante texano Dan Crenshaw queriendo encontrar la forma de intervenir militarmente contra los carteles (de la droga, porque los otros nadie los toca) en México (seguro en Estados Unidos ya hicieron todo lo posible contra los carteles).

Insisto, estamos distraídos. Urge despabilarnos y ver de qué están hechos las y los candidatos que piden cada uno de esos 69 millones de votos. En teoría, dice el INE, el proceso electoral federal de 2024 iniciaba la semana del 3 de septiembre, las precampañas hasta la semana del 19 de noviembre y las campañas electorales hasta el 3 de marzo. Es decir, las bardas, espectaculares, cartelones, anuncios y procesos vistos hasta ahora los imaginamos, no son reales (como los momialiens). Supongo no descalificarán a nadie, como ya es costumbre.

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