Sé que ahora es tu día
maestro consejero
es por eso que quiero con toda el alma mía.
Darte mi poesía y mi abrazo sincero
mi corazón entero,
como dulce ambrosía.
Desanda mi recuerdo
hasta tiempos lejanos
cuando miro mis manos, mi memoria te alcanza.
Aquellos tiempos idos me parecen cercanos,
y tus consejos sanos,
hoy me dan más confianza.
Como madero burdo
que el tallador trabaja
casi como una alhaja, puliste mi saber.
De mis tantos errores edificaste un templo,
mostrándome tu ejemplo,
me hiciste conocer.
Dejaste un gran dechado,
de obediencia y destreza,
mostrando la agudeza, de tu mente genial.
Decías que tan sólo, los que estudian avanzan,
los que luchan alcanzan…,
un perfil ideal.
Ahora por tu día,
que Dios te dé mil cosas,
las frutas deliciosas, de su mejor cosecha.
En relación estrecha, con los tuyos más gratos
encuentres lindos ratos…,
si el hastío te asecha.