El título de esta columna no pretende abordar el libro presentado esta semana por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es más bien una referencia al tiempo de su mandato, al tsunami electoral de 2018 y en especial a su Tercer Informe, emitido el miércoles pasado y que tantas expectativas y reacciones levantó en todo el país.
Desde el inicio de su discurso, AMLO enfatizó que la 4ª Transformación emprendida en su administración se fortalece y que difícilmente podría ser revertida porque es parte de la fuerza política que le dieron los más de 30 millones de votos emitidos en la elección de 2018 la que le otorgó una legitimidad histórica.
No obstante, la historia nos ha mostrado que las fuerzas conservadoras difícilmente dan tregua y aunque ahora tienen una irrefutable debilidad, poseen de su lado el poder de las corporaciones neoliberales internacionales y detentan gran poder económico, lo que podría permitirles remover cualquier obstáculo que se oponga a sus intereses, salvo que el pueblo, las grandes mayorías sigan sosteniendo la democracia política y con ella, el proyecto de la 4ªT que hizo ciudadanía y tiene como eje frenar la corrupción, lo cual es inédito en la historia de este país.
El Obradorismo emprende una gran colisión con las oligarquías que succionaban los recursos a la sociedad para otorgarlos a la clase política y a la poderosa autarquía económica, esa fue su promesa y eso es lo principal y duradero de lo que ha logrado en este trienio, y sí vamos saliendo del neoliberalismo y su saqueo, nos movemos hacia una conciencia más solidaria.
AMLO invitó a la mesa a los pobres del país, los que forman parte de ese México tan desigual, los que comen una vez al día, las y los niños sin escolaridad, a los adultos mayores sin trabajo y sin familia, a los discapacitados, las becas a los jóvenes, los aumentos 3 veces en 3 años a los salarios los campesinos y mineros explotados por las corporaciones, decretó la salud como un derecho universal, esa es la solidaridad real que establece este gobierno y será el más permanente de sus logros.
Apareció la inesperada pandemia del Coronavirus-19 que cimbró y echó abajo una parte del proyecto 4ªT y promovió y fomentó una crisis sanguinaria y el presupuesto se ha orientado para comprar vacunas e inmunizar hasta ahora a más de 60 millones de mexicanos.
El mundo se está dando cuenta que es necesaria una justicia social que impulse la distribución de la riqueza con dinero constante y sonante, como lo está haciendo AMLO y el presidente de los Estados Unidos que concedió un trillón de dólares del presupuesto para los más pobres de su país.
El cambio en la 4ªT ha sido ha sido inusitadamente acelerado, así tenía que ser para que los neoliberales se pasmaran, pero en este primer tramo hay temas que han quedado ausentes como ha sido aniquilar la violencia en contra de las mujeres, lo cual es lastimoso; igualmente hubiera sido conveniente considerar a la clase media y ver a ésta como la meta para los pobres, a los que ahora atiende con esmero para llegar a ser un país de clase media que tome en cuenta a los “aspiracionistas” que empujan al país hacia el desarrollo.
Algunos se quejan de que AMLO es un dictador, un autoritario, lo cual sorprende ¿cuándo un presidente se había puesto ante la población a informar todos los días, a contestar preguntas muchas veces incomodas para él? Ninguno, es único en la historia, asombra su extraordinaria memoria, no elude dar cifras, atiende todas las cuestiones.
En cuanto a la austeridad gubernamental, el gobierno de Coahuila se queja de haber perdido 18 mil millones con el trienio de AMLO y ¿cuánto perdió Coahuila en su presupuesto durante el Moreirato y lo que va de este sexenio con el pago de la megadeuda y de la compra del voto?, ¿cuánto?, está documentado.