Acumulando presión.

Los riesgos de un descarrilamiento de la renegociación del TLCAN son reales y elevados.

Las vicisitudes de la cuarta ronda de renegociación del TLCAN han inyectado una buena dosis de presión adicional a una caldera de la cual empiezan a saltar remaches como si se tratara de sapos asustados. A medida que los negociadores empiezan a poner sobre la mesa los temas más espinosos y disparatados, crece la percepción de que el inquilino de la oficina oval de la Casa Blanca es lo suficientemente narcisista y desequilibrado para echar por la borda un acuerdo comercial cuyo balance general es claramente positivo para los tres países participantes.

Las señales de que esto es posible son múltiples y recurrentes. Con la mano en la cintura y los dedos en su celular, Trump ha desconocido tratados y compromisos ya signados por su país; así lo hizo durante los primeros tres días de su mandato en el caso del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés); lo mismo ocurrió un poco después con el Acuerdo de París sobre el combate al cambio climático, y apenas el miércoles pasado EU anunció su decisión de retirarse de la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, la Ciencia y las Artes (UNESCO).

A su inestabilidad emocional y desbocada autoestima, Trump agrega una obstinación ilimitada. Las derrotas reiteradas en el Congreso a su pretensión de descarrilar el Obamacare, no han contenido su determinación de sabotear el sistema de salud heredado por su antecesor: mediante decreto y por sus pistolas, el jueves eliminó los subsidios federales que las aseguradoras recibían del Gobierno para poder reducir los gastos para las personas más pobres lo cual, de acuerdo a los cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), elevará los costos de las pólizas un 20 por ciento en el 2018 y un 25 por ciento en el 2020. Así pues, los riesgos de un descarrilamiento de la renegociación del TLCAN son reales y elevados.

Consecuentemente, es importante dimensionar los peligros, prever los posibles impactos y definir las estrategias de acción en los diversos escenarios. Empecemos por hacer las cuentas gruesas acerca de la relevancia que tienen las exportaciones para la economía mexicana. Para tal efecto, investigadores del CISE (Centro de Investigaciones Socioeconómicas) de la UAdeC elaboramos un modelo multisectorial de la economía mexicana. Si en este modelo simulamos el impacto de extraer las exportaciones y comparamos el resultado con el escenario base, podemos determinar el peso de las ventas foráneas en los principales agregados macroeconómicos de México. Los resultados se ilustran en el gráfico que acompaña estas líneas.

Las ventas externas respaldan el 43.7 por ciento del valor de la producción bruta total de los bienes y servicios producidos cada año en nuestro territorio. Si de este valor descontamos el costo de los insumos empleados en los procesos de producción, obtenemos el producto interno bruto (PIB), que mide el nuevo valor generado en la economía en un año. En el caso de México, el 40.5 por ciento del PIB está ligado a las exportaciones. De igual forma, la actividad exportadora permite generar el 36.2 por ciento del empleo total en nuestro País. Este porcentaje es menor al de la producción bruta o el PIB, debido a que la productividad en estas actividades es superior a la de las actividades económicas orientadas al mercado interno.

Las ventas internacionales dan origen al 43.6 por ciento del excedente bruto de operación (utilidades brutas antes de reinversión, distribución de utilidades, pago de impuestos sobre la renta u otras transferencias), al 32.9 por ciento del pago en salarios y el 39.1 por ciento de los impuestos netos sobre la producción. Finalmente, el ingreso y consumo de los hogares mexicanos depende en un 39.7 por ciento de las exportaciones internacionales de bienes y servicios.

Difícilmente se puede esperar más del sector externo de la economía mexicana. Las oportunidades de crecimiento debemos buscarlas en la manera de aprovechar mejor la plataforma exportadora para impulsar el dinamismo y la competitividad de las actividades orientadas al mercado interno. El cuello de botella está en el deficiente funcionamiento de nuestras instituciones públicas, lo cual mina la capacidad de los distintos ámbitos de Gobierno para formular y aplicar políticas públicas de calidad que garanticen transparencia y eficiencia en la asignación de recursos públicos, así como una mejor aplicación del estado de derecho.

Los grandes retos para México en el frente internacional serán: 1. ¿Cómo conservar lo alcanzado frente a las amenazas de destroncamiento de una parte sustancial del marco normativo que lo regula? 2. ¿Cómo enfrentar las consecuencias de los cambios tecnológicos en curso?

De abandonar EU el TLCAN, el comercio bilateral con México se regularía mediante las reglas de la OMC (Organización Mundial de Comercio). En este caso, el incremento de aranceles será marginal, pero los riesgos más graves se enfrentarían en las barreras no arancelarias al comercio y en los efectos de las mayores dificultades de acceso al mercado norteamericano sobre los flujos de inversión en nuestro País.

adavila_mx@yahoo.com.mx

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