Aferrado al poder

Donald Trump pierde la contienda pero no se quiere ir. Denuncia sin sustento y sin importarle la imagen del país, que arrastra por el suelo. Ni estando en campaña pudo moderar su espíritu racista. Entonces, los votos latinos y populares, por correo, le dieron la puntilla.

La lección es clara, de aquel lado y de este… ¡Gobernantes soberbios y mentirosos, tienen los días contados!

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