Desilusión. Enojo. Impotencia. Fueron los sentimientos que me hicieron pasar los senadores de México, tanto como los del PRI mal acostumbrados a ir siempre a favor de la corrupción, impunidad e injusticia. Y a todos aquellos del PAN que se ausentaron y dejaron en manos de los imperialistas priistas, lo que hubiere podido ser una transición en nuestro sistema político. Un sistema achicado, escondido y mediocre ante una ciudadanía que, ante esta situación y con un respaldo de más de medio millón de firmas, tuvo la organización en puntos de todo el territorio mexicano, la valentía de retar a los gobernantes, aunque no debería de serlo, más bien es un Derecho Fundamental (derecho al acceso e información pública), el cuál no debería de ser un obstáculo.
Pero nuestros queridos gobernantes nos lo plantean como un desafío. Pero para darle frente a los que quieren esconder, tapar y evadir acerca de sus fuentes de riquezas ilícitas dentro de sus puestos públicos, miles de mexicanos impregnaron su huella como manifestación a la enorme corrupción que nos hunde, y por ende no nos permite avanzar a la democratización. A la llamada Ley3de3, realizada totalmente como iniciativa ciudadana.
Y me atrevo a citar a la valentía, el valor y la persistencia de querer poder hacer algo, por que tuve la oportunidad de recolectar firmas en mi ciudad, dentro de las Universidades principalmente. Muchas de las reacciones fueron inmediatas con responder a apoyar la iniciativa anticorrupción, otras muchas simplemente dejaron de creer, lo tomaban más como una simple burla, una mentira y a lo lejos una simple utopía. Pero aún así nadie en lo absoluto dejo de firmar.
Yo, por lo contrarío, tenía tantas esperanzas junto con mis fuertes convicciones que seguí de pie ante comentarios pesimistas y trataba en lo máximo contagiar la certidumbre de que con la aportación por más mínima que fuera, las cosas cambian. O al menos se colabora para transformarlas.
El día de hoy, no sabría para dónde moverme, porque ante la indignación siguen quedando pasos para avanzar, pero sin dirección alguna. Por que aquellos que ocupan las curules y se hacen pasar por representantes de los sectores ciudadanos, acaban de rechazar una Ley AntiCorrupción, con cincuenta y nueve votos en contra, los cuáles se suman del PRI junto con su aliado, cómplice e igualitario Partido Verde. Y cincuenta votos a favor que el PAN con lo que yo llamo una doble moral por tener una alianza con una ideología totalmente contraria, presumen a gritos fuertes.
Los votos que faltan, fueron por senadores que optaron por no asistir, por darle la espalda e ir en contra del verdadero sentido que los hace estar sentados, ocupando un cargo que poco les corresponde estar ejerciendo.
La abstinencia de representarnos, la indiferencia hacía la sociedad y los altos intereses políticos. Fueron la combinación perfecta para seguir en un México corrupto.
La abstinencia de representarnos, la indiferencia hacía la sociedad y los altos intereses políticos. Fueron la combinación perfecta para seguir en un México corrupto.
No estoy afirmando que la ley era la solución de nuestro gran problema, pero si era el comienzo de una construcción de un sistema político más transparente y un derecho a la información más evidente.Una construcción fuerte y sólida, a la cuál los gobernantes le temen. Y que hoy día se ve des-quebrantada por un montón de personas que lo que menos hacen es representarnos.
Sólo espero que las incongruencias, incoherencias, injusticias y la constante corrupción sean motor para seguir luchando, estar de pie y a pesar de que tropecemos, siempre permanecer en el camino de las ideologías y la lucha por nuestro México. A pesar de que los gobernantes hagan hasta lo imposible para quitarnos del camino.
Es difícil saber a dónde moverse con éstas circunstancias, es cuestión de no contrarrestar la construcción ciudadana.
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