Quienes tienen 35 años o menos no vivieron el México de la “docena trágica” que es como se conoció en su momento a los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo. Incluso, hay cuarentones que ya olvidaron lo ocurrido pese a que les tocó sufrir las consecuencias más graves en tiempos de De la Madrid. Recordemos qué fue lo que ocurrió. La inflación acumulada durante esos períodos de gobierno fue de 126% con Echeverría; 417% con López Portillo y más de 4,000% con De la Madrid. En 18 años el dólar pasó de valer 12.50 a 2,231 de los antiguos pesos.
Como consecuencia, el poder adquisitivo de los mexicanos se desplomó y los pobres se multiplicaron. La capacidad productiva de las empresas mexicanas se vino a pique y muchas familias de las clases medias perdieron sus propiedades ¿Cuál fue la receta de ese desastre? Durante la “docena trágica” Luis Echeverría y José López Portillo se dedicaron a crear la ilusión de la abundancia. De manera por demás irresponsable repartieron dinero en lugar de fomentar la inversión productiva. Optaron por el camino fácil del populismo y quebraron al país. De la Madrid trató de enderezar la situación que le heredaron sus antecesores, pero era demasiado tarde.
Por “quedar bien con la tribuna” y repartir a diestra y siniestra lo que no es suyo, Echeverría y López Portillo sumieron a México en una profunda crisis de la que todavía no salimos del todo. No eran “neoliberales” ni “tecnócratas”; tampoco pertenecían a “la mafia del poder”. Fueron sí aspirantes a mesías. Caudillos que sostuvieron su “generosidad” a punta de deudas y derroche.
El México que promueve López Obrador ya lo vivimos. Tal vez no lo recuerden, les pido lo constaten, pero ya pasamos por ahí. Es como una borrachera: al principio puede ser que se sientan felices, pero luego viene una muy dura resaca. Si tienen la tentación, si los están convenciendo, averigüen qué estaba haciendo AMLO en aquellos años, descubran quiénes fueron sus maestros y dónde aprendió a hacer política. Luego, pregúntese si en verdad, eso merece el país.
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