El afán de la gente por enriquecerse joven con el objeto de disfrutar mas la vida ha sumido al ser humano en un mundo de cortos plazos cada vez dificulta mas la esperanza de una vejez plena.
El vértigo de las ultimas décadas generado por una ansiedad absurda de fortuna y comodidad instantáneas, nos ha llevado por un camino de atajos tapizado de desaciertos en los que dejamos lo mejor de nuestras vidas a un lado del camino sin la conciencia de que será inútil cuando decidamos regresar. Aun que es verdad que cada uva hace vino con diferente periodo de añejamiento, ahora es claro que el mejor vino todavía merece mas tiempo y por ello es prudente regresar cuanto antes al camino de la madurez en todo aquello que amamos de verdad.
No es que la madurez se compre solo con los años, pero es verdad que a la mayor parte de las personas el tiempo les forja el alma y la experiencia les abre los ojos, si, ciertamente abundan vejetes contumaces que lo único que han endurecido en el transcurso de sus vidas es su entendimiento, pero hasta a esos ejemplares los minutos terminaran por ablandarlos en conciencia, cargarlos de sabor y enternecer su corazón.
El destino de nuestros hijos parece complicado e incierto en un entorno donde lo mejor de la persona se espera entre los 30 y los 40 años, parece que al peñasco que habitamos se le acaban las condiciones para permitirnos habitar en el y aparentemente todos quieren sacarle hasta la última gota de provecho sin pensar en los que vienen, la ciencia ahora trabaja para revertir procesos que anteriormente luchaba por acelerar y las inercias otrora típicas de deplorar lo antiguo comienzan a desaparecer.
Las formas de actuar que abrigamos antes ahora trabajan en contra nuestra, tenemos un mundo lleno de viejos que los jóvenes posiblemente no podrán sostener, la esperanza de vida aumenta, pero la idea de vivirla en el retiro después de la mediana edad tiende a desaparecer ante una realidad inminente que obligará a las mayorías a trabajar hasta los 75 años.
¿Por qué dejamos de apreciar a los líderes maduros? ¿Qué no está claro que el tiempo arregla y mejora?
Debemos retomar el camino cuanto antes pero con serenidad, es momento de reactivar la experiencia, de despertar el letargo de los viejos y hacerlos trabajar a su ritmo pero con su especial sabiduría y habilidad, es momento de llevarlos a que enseñen, particularmente en el camino de la actitud y el de la forma, hoy ya también son viejos los que desarrollaron la tecnología de que ahora se jactan de utilizar muchos mozalbetes, algunos como Steve Jobs incluso descansan en paz o sin ella, pero ahora todos y a cualquier edad estamos obligados a entender y usar la tecnología, el tiempo ha emparejado el campo; la experiencia de entender y promover los cambios y la adaptación son ya también patrimonio por igual de jóvenes, maduros y viejos, aprender y hacer las cosas de diferente modo es ya el pan de cada día de cualquier persona.
Hágase pues la diferencia, cambiemos con alegría e incluyamos a los jóvenes sin retirar a los mayores, la nueva forma de vida lo demanda, los necesitáramos a todos para soportar lo que viene y para salir adelante.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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