Gracias a las innovaciones tecnológicas, aunque en el último medio siglo la población se duplicó, hoy el mundo produce un 25% más de calorías y un 27% más de proteínas per cápita que en 1960.
Pero según el detallado informe de una red internacional de academias de ciencia, el desafío que tenemos por delante es aún más formidable: para 2050 habrá que abastecer a una población un 30% mayor (9.800 millones de personas), y debido a la combinación de este crecimiento con mejores niveles de vida, la producción de alimentos deberá aumentar alrededor de un 70%. Como si esto fuera poco, para superar la malnutrición y la obesidad, esos alimentos deberán ser más saludables y nutritivos, lo que exigirá nuevos cultivos, sistemas de producción más eficientes y grandes cambios en la industria agroalimentaria. Todo, con incrementos mínimos en la tierra cultivable, sin acelerar la degradación ambiental y en poco más de una generación.
Los problemas y oportunidades que se presentan para llegar a esta meta fueron tema de una reunión que concluye hoy en la Bolsa de Comercio de esta ciudad. El foro, llamado S20, congrega a representantes de las academias de ciencia de los veinte países que participarán en noviembre de la reunión del G20, y elaboró varios extensos documentos con diagnósticos y recomendaciones para enfrentar este reto.
“La canciller alemana Angela Merkel instauró en la última reunión del G20 un ‘grupo de afinidad’ que se llama S20, integrado por las academias de ciencia de los países que integran el grupo -explica Roberto Williams, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales local-. En ese momento, la Academia Leopoldina (de Alemania) nos convocó a trabajar juntos en el tema que habían elegido, que era la salud global, y para este año, nosotros propusimos estudiar la ‘seguridad alimentaria y nutricional’. Elegimos encontrarnos en Rosario porque esta ciudad es el mayor puerto exportador de soja del mundo. Trabajamos mucho, elaboramos también un documento sobre el manejo sustentable de suelos, y los vamos a entregar a autoridades del gobierno argentino para que sean llevados a la cumbre de presidentes. Esperamos que sirvan para orientar políticas públicas basadas en la evidencia”.
A pesar de los logros alcanzados, riesgos sociales, políticos, ambientales y tecnológicos acechan la producción de alimentos. “Por primera vez desde 2007, estamos viendo crecer los números de personas hambrientas -afirmó Sheryl Hendriks, especialista en seguridad alimentaria de la Universidad de Pretoria, Sudáfrica, que presentó el panorama de su continente-. En esta región, hay países donde los jóvenes son el 50 o 60% de la población, que podrían trabajar en el campo pero prefieren vivir en las ciudades. Se descuidan los saberes tradicionales, se pasa por alto la asombrosa diversidad de alimentos naturales y el 40% de las cosechas se desperdicia ya en el campo”.
Se calcula que en la actualidad 842 millones de personas sufren malnutrición y 2000 millones, hambre oculta. Por otro lado, la producción de alimentos compite con los cultivos de algodón y el uso de la tierra para la elaboración de biocombustibles. “No se trata de proveer calorías, sino nutrientes -destacó Paul Moughan, de la Asociación de Academias y Sociedades de Ciencia de Asia (Aassa), que expuso sobre la región de Asia y el Pacífico-. La ciencia y la tecnología pueden ofrecer soluciones, pero hay que trazar los planes desde ahora y llevarlos a la práctica”.
(Yahoo! Noticias).