La aplanadora inmisericorde se apoderó de las elecciones de este año, en efecto 112 políticos han sido asesinados en las campañas electorales, se pensó que no ocurriría en Coahuila, pero lamentablemente sucedió, la herida supura, la violencia es insoportable, las instituciones políticas siguen perdiendo peso.
En otro sector igualmente importante, de acuerdo a la organización, Reporteros sin Fronteras, México, Cuba y Siria ocupan los primeros lugares entre los países más peligrosos para ejercer el periodismo, esto ya no es novedad, desde hace años asistimos a ese abominable y doloroso lugar, según la CNDH el sexenio de Peña Nieto ha sido el más violento para los periodistas ya que se han registrado 55 asesinatos y 3 desapariciones.
Algunas organizaciones de la sociedad civil y la academia relacionadas con las ciencias de la comunicación se han decidió a actuar para establecer cómo esas violencias afectan a la libertad de expresión y defender también la libertad de comunicación e información porque la violencia contra esos derechos se ha tornado extrema, ya que la academia y las OSC tienen muy claro que es el periodismo quien da voz de la sociedad.
La academia, como comunidad de pensamiento se ha propuesto visibilizar estos problemas y desarrollar un pensamiento crítico para establecer cómo esa violencia afecta al espacio universitario creando una red que permita defender y mantener la vigencia de estos derechos.
Cuando una sociedad presencia el ataque a sus periodistas sabe o intuye que se atenta contra el intermediario que permite construir una realidad compartida más allá de la vida cotidiana de cada ciudadano, ello faculta para pensar y edificar herramientas alternativas que lleguen incluso a hacer posible un voto libre, informado y analítico, por lo que silenciar al periodismo implica callar a la sociedad y hacer invisibles las violencias en los medios añade gravedad al amordazamiento del periodismo.
Las organizaciones Artículo 19 y Reporteros sin Fronteras así como algunas universidades públicas examinan por qué ha disminuido el número de alumnos en las facultades de comunicación, sobre todo en zonas de intensa violencia criminal, como Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa y otras; los especialistas señalan que en varios contextos periodísticos y académicos, los profesionales de los medios han tenido que callar, dejar de informar lo cual es una tragedia para la opinión pública y la democracia.
En este contexto de dominio creciente de la violencia criminal, cambiar es casi utópico, aunque no se mata la verdad, matando periodistas.
En Coahuila se han multiplicado las escuelas de comunicación, pero no sabemos qué piensan, qué perciben los estudiantes, los maestros, los directivos, y los rectores sobre la situación de violencia en los medios de comunicación y la que vive la sociedad en sus respectivos contextos; las universidades no pueden permanecer al margen y seguir formando a sus estudiantes sobre un periodismo ideal.
La desesperación de la gente ante la corrupción y la desconfianza generalizada en las instituciones nos mantiene en una situación de violencia insoportable. La seguridad de los y las periodistas es una obligación estatal que se sintetiza en tres deberes especiales: Prevenir, proteger y procurar justicia (OEA).
Posdata
La Coalición de Trabajadores de la Educación de Coahuila culminó la actividad, “TU FIRMA PUEDE” entregando al Congreso local 2850 firmas a fin de exigir calidad y eficiencia en la atención médica de las Clínicas del Magisterio, asegurar el abasto de medicamentos y profesionalizar los servicios de las clínicas, asimismo lograr que se deroguen las leyes reformadas en el 2017 a fin de contar con un marco jurídico que ofrezca certeza y dignidad a la seguridad social de la Sección 38 del SNTE, la UAdeC, y la UAAAN.