Con el calor que está haciendo estos días, es normal que las personas sientan la necesidad de bañarse con más frecuencia, sin embargo, ¿qué tan conveniente es hacer esto? ¿Es bueno o malo para la salud de nuestra piel y cabello tomar duchas a menudo?
En el contexto de la reciente ola de calor en la Ciudad de México, que incluso rompió el récord de registro de temperatura máxima en un día al alcanzar los 34.2 grados centígrados, la UNAM recordó información compartida por el Doctor Ariel Vilchis Reyes, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, sobre este tema.
Respecto al clima, Vilchis Reyes indicó que “en climas fríos, bañarse dos o tres veces por semana podría ser suficiente, mientras que en climas cálidos y con alta sudoración, podría ser necesario bañarse hasta dos veces al día“.
La condición biológica también juega un papel importante. Cada individuo tiene una composición única de la piel, algunos producen más sudor o tienen más grasa que otros. Según el Dr. Vilchis Reyes, “bañarse diariamente podría ser saludable, pero es crucial no eliminar los aceites naturales de la piel, ya que esto podría llevar a problemas como dermatitis o celulitis“.
En términos de actividad física, se recomienda un mayor número de duchas para quienes realizan actividades que generan sudoración constante, como deportistas o trabajadores manuales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que la frecuencia ideal podría ser bañarse cada tercer día, pero destaca la importancia de mantener una higiene adecuada en áreas propensas a la sudoración, como axilas, ingles y pies.
¿Cuáles son los riesgos de bañarse más de lo necesario?
Cuando una persona se baña de más, la piel se ve afectada de diversas maneras: se puede experimentar resequedad, picazón, enrojecimiento en ciertas zonas del cuerpo e incluso sentir molestias al roce de la ropa o la exposición al sol.
“Una señal de resequedad es tomar la piel con dos dedos, como si fueran unas pinzas, y si no regresa a la normalidad de forma rápida es un signo de deshidratación. También puede reconocerse cuando hay resequedad en la mucosa o en los labios. “De esta manera nuestro cuerpo nos informa que estamos eliminando la capa protectora contra los agentes externos”. De manera normal, nuestra piel debe verse tersa”, alertó la UNAM.
Otro aspecto a considerar es el lavado excesivo del cabello, lo cual puede provocar deshidratación y hacer que se vuelva quebradizo, se abra en las puntas y se caiga con mayor facilidad. Para evitar esto, se aconseja lavar el cuero cabelludo cada tercer día, lo que contribuye al cuidado y crecimiento saludable del cabello.
¿Cuáles son los riesgos de no bañarse lo necesario?
Por otro lado, una higiene deficiente puede aumentar el riesgo de diversas enfermedades cutáneas. Si bien la grasa natural de la piel actúa como protección, un exceso de esta puede propiciar infecciones que van desde el cuero cabelludo hasta la piel, causando problemas como acné o pequeños abscesos subdérmicos.
“La mejor recomendación es que cada persona se bañe como se sienta más cómoda, que conozcan su cuerpo, la grasa que produce y así sabrán el cuidado que deben tener”, señaló la UNAM.