Cambios de fondo y cambios de forma suceden en México.
En la Teoría Paradigmática, si el paradigma cambia (las reglas del juego, el estatus quo), y tu no, entonces tu experiencia anterior es igual a cero. Esto significa que si todo cambia y tú estás atorado en las “costumbres históricas”, el horizonte frente a ti es imaginario.
Algo parecido acontece en este noble y conformado Coahuila.
El mundo cambia radicalmente, México revoluciona empujado por una sociedad encabronada, pero Coahuila (desde su corrupto e insensible gobierno), se sigue enmascarada: En la mentira al pueblo, en el ocultamiento de cifras y datos, en la protección descarada al moreirato ladrón y criminal. En el endeudamiento desmesurado, en los negocios ilícitos, en el enriquecimiento de funcionarios y gobernantes. En la obesa y dobleteada nómina estatal (del voto duro del PRI, de aviadores y amigotes). En el elevado gasto corriente y los tantos millones para imagen y propaganda, y por ende, la escasa obra pública, un deficitario empleo, los malos y caros servicios.
¿Qué pasó?
La corrupción y el crimen, como conductas amorales del gobierno, fue el sello heredado, el lastre endilgado, el estigma herrado a fuego en el pecho nacional. México tocando fondo y los políticos cínicos, venidos a más en pocos años de infame saqueo apátrida.
La soberbia, el cinismo, el mentir descaradamente a la sociedad, la asociación criminal a cambio de sobornos, el endeudamiento exorbitante y fraudulento, el peculado institucionalizado y la empresas fantasma para saquear los presupuestos sociales, han sido… ¡LA NUEVA FORMA DE GOBERNAR!, de una clase política rancia: antiética y amoral.
Ante los ojos del débil y mentiroso gobierno estatal (Coahuila), México va cambiando, nos guste o no, compartamos el rumbo nacional, o no. Una era bipartidista PRI y PAN, de 76 y 12 años cada uno, pero de cierta simbiosis política. Ha caducado.
Hoy México tiene a la izquierda en el poder. Un líder de masas manda unilateralmente. La aprobación casi a ultranza de esa masa popular, valida cada paso de esta insipiente administración federal, que arrebató el poder, a los aliados PRI y PAN de la contienda reciente y que ahora enfrenta al monstruo de mil cabezas llamado CORRUPCIÓN.
Critican las formas y descalifican la estrategia
Pero, señores ¿Cuál es la estrategia buena ante una corrupción cabalgante que se depositó en cada espacio de gobierno federal, en cada gubernatura, en cada alcaldía, en cada servicio y obra (real o inventada, mochada o fantasma); y la dolorosa y desquiciante impunidad, que abate al estado de derecho? ¿Cómo hacer para desarticular todo un engranaje corrupto, en una maquinaria que tira aceite “por todos los ductos” y camina casi desbielada?
Un juego de egos que confunde al auditorio
El gobierno y el presidente, se dicen los buenos de la película, juzgan en los medios a todo lo anterior, sin excepciones, pero no enjuician a nadie (las amnistías y perdones de “no fue en mi tiempo” parecen extenderse y no caen líderes sindicales corruptos ni hay gente ante los jueces ni en la cárcel). El PAN se dice la única oposición valiente y moral para ser el contrapeso que un poder desmesurado exige y para enderezar el rumbo nacional. El PRI, cínico como siempre, dice que merecen una nueva oportunidad, que ya no son corruptos y que su legado lo valorará la historia, pero todos su corruptos andan campantes en las cámaras legislativas. La Iniciativa Privada y los Organismo de la Sociedad Civil critican tibiamente, salvo escas excepciones, y esperan apoyos federales, económicos y políticos, para su iniciativas y necesidades.
Combate a la corrupción
El combate frontal a la corrupción es el único camino cierto. Y los culpables deben caer, ser juzgado sin atenciones y purgar condenas ejemplares.
El huachicoleo es solo una vertiente, una millonaria claro está, pero hay tantos renglones torcidos, negros. La política está pervertida y los partidos son nidos de ratas y de criminales. La democracia hizo agua y las instituciones (gobiernos, tribunales, fiscalías, procuradurías, secretarías, gubernaturas, alcaldías, gabinetes), están devaluadas al extremo de la inanición ética y moral.
Yo apoyo decididamente el combate a la corrupción. Cueste lo que cueste, nos cueste lo que no cueste. Es mas caro y perjudicial, sin lugar a dudas, seguir como estamos. Corrompidos hasta la médula nacional.
México tiene remedio pero hay que juzgar a los corruptos y hay que aguantar vara ante las medidas de apremio para “tapar fugas y enderezar las líneas”.
Yo quiero ¡abasto nacional de ética y moral! En el gobierno, en la IP, en la sociedad toda.
“México, yo también creo en ti”.