En Nuevo León se mueven las cosas a un ritmo diferente, la paciencia probablemente no sea la mayor virtud de los Neoleoneses que tradicionalmente desean vibrar al alto ritmo de la productividad, la competencia y la experimentación, que orgullosos podríamos estar de una población así en el resto de nuestro país.
El Regiomontano se distingue por su pasión por emprender y por un incansable espíritu de lucha que se puede palpar en su trabajo, modo de negociación y grado de compromiso; el Regio, es congruente por costumbre y comúnmente da su palabra cuando pretende cumplirla, esa buena fe no es banal ni tonta, por ello cuando firma un acuerdo con tinta o saliva, exige respuestas congruentes y no permite de ningún modo que un tramposo se salga con la suya; el emprendedor Regio es inflexible cuando le juegan sucio y no desistirá en recuperar lo suyo o sentar un precedente de miedo si se le traiciona o intenta engañar.
El año pasado la sociedad De Nuevo León, particularmente la Regiomontana, decidió terminar con la partidocracia. Hartos de la tradicional corrupción de los monopolios partidistas, los Neoleoneses primero decidieron implantar la alternancia en el Estado, y ahora sin dudarlo le dan paso a los gobiernos independientes, a los sin partido, a los “ciudadanos”.
Los Regios generan expectativas inteligentes, esperan mostrar primero y exigir después. Con el encumbramiento del Bronco, la sociedad demostró que es quien elige a sus gobernantes, que no hay dinero que alcance para comprar su conciencia, que puedo poner en la silla a quien le de la gana y que por el designado o por interpósita persona, lograran finalmente los resultados que esperan, particularmente los que permitan hacer justicia y equilibrar la balanza a favor de la confianza de la comunidad.
La elección del actual gobernador ya cumplió su principal objetivo, demostró al país entero que quien tiene la rienda es la sociedad organizada, preparada y pensante. Ahora es el momento de los resultados, hoy esa misma sociedad exige se cumplan sus expectativas y como se mencionó con anterioridad, la paciencia no es un atributo que distinga a la sociedad regia, por ello, Jaime tiene que cumplir sus promesas a tiempo o atenerse a los resultados del juicio y condena de quienes lo eligieron.
La espada de Damocles pende sobre la cabeza del gobernador, y la cuerda que la sostiene es frágil y corta, si el señor pretende una carrera política que trascienda la gubernatura del estado, deberá olvidar por el momento sus aspiraciones postreras y concentrarse en cumplir cuanto antes las expectativas de su pueblo, en especial, la de someter a juicio a su antecesor por el infame cumulo de negocios y el aberrante enriquecimiento que ostenta, en caso contrario, deberá estar preparado para ser el primer mandatario estatal defenestrado por la revocación de mandato, o aún peor, el blanco de la rabia de un pueblo inflexible cuando se siente traicionado.