Qué tal el señor Moreira (Rubén) con su tamaña soberbia y su megalomanía. Se le pone a las patadas al presidente Peña Nieto porque “consiente” (sopesa) la anulación de la elección en Coahuila. Aun sabiendo que Peña lo hace como una medida obligada de salud política: una que salve al INE del pantano en que se metió, que salve al gobierno por el fraude en EdoMex y Coahuila, que lo hace para contener las desbordadas aguas sociales y políticas; y para serenar al PAN y aliados y salvar al EdoMex de las garras de MORENA.
Qué tal el señor Moreira (Rubén) con su tamaña soberbia y su megalomanía. Se le pone a las patadas al presidente Peña Nieto porque “consiente” (sopesa) la anulación de la elección en Coahuila. Aun sabiendo que Peña lo hace como una medida obligada de salud política: una que salve al INE del pantano en que se metió, que salve al gobierno por el fraude en EdoMex y Coahuila, que lo hace para contener las desbordadas aguas sociales y políticas; y para serenar al PAN y aliados y salvar al EdoMex de las garras de MORENA.
Para enfrentar el 2018 que tiene al PRI sumido en tercer sitio electoral.
Con ello confirma RMV lo escrito por Isabel Arvide en sus libros de análisis político y denuncia social (“Mis Generales”, “Entre Político y Rufianes”… ahí les hablan); que aquellos golpes y adjetivaciones al ex presidente Felipe Calderón, en el sexenio del profesor Moreira (Humberto), si eran calentamientos de cabeza del hermano tras el trono, al hermano “entronizado”.
La rudeza de Rubén Moreira es conocida y padecida por tantos (sus propios hermanos y colaboradores cercanos, no son por mucho la excepción). No mide sus desplantes y se dice iluminado, desdeña la planeación y gobierna con su “mente y de repente”, al humor y a la faceta bipolar de personalidad diferenciada (en todos los sentidos pendulares y orientaciones, emocionales).
¿Qué hacer ante la tendencia jurídica de la anulación, como responder intentando frenar lo irrefrenable, con que chantajear a la cúpula partidaria, y a Bucareli y a Los Pinos; que piezas jugar en un jaque al rey cantado (al rey de chocolate, derritiéndose por el calor político y la fiebre social)?
1. Atacar al INE, descalificarlo (como si hubiera solvencia moral para hacerlo).
2. Usar la información de apoyos y financiaciones a campañas y particulares (ignorando acaso que es modus operandi y costumbre histórica).
3. Calentar la plaza con sus auspiciados, usar el viejo truco del miedo y amenazar con entregar una entidad ardiendo, convulsionada e ingobernable (el centro sabe bien que el crimen actúa a sus anchas desde hace 12 años, que el moreirato hospeda y facilita a cambio de suburban retacadas).
Sin notarlo porque la brillantez pretendida es miopía política, Rubén Moreira se deposita suave (entre tanta estridencia discursiva, su torva corporatura y sus insolentes ademanes); en la “piedra de los sacrificios”.
El poder es agónico y la respiración entrecortada. La salida angosta y los paquetes abultados. La puerta se achica y sus ansias de salir los hacen torpes y accidentados. Aun por la puerta de la cocina salir implica esbeltez de formas y carga liviana.
7 gobernadores están presos (5 en México y 2 en el extranjero); 9 investigados y algunos otros con fichas rojas de interpol. Unos pocos sujetos a debido proceso, y otros en proceso penal. Duarte (el imitado Javier) es el reciente, el reo que combate contra la ineficiente PGR, pero que brinda humillantes fotos de un preso demacrado que en nada se parece al lejano retrato del soberbio y malvado. Que cual dulce amargo saborea morbosa la babeante sociedad agraviada.
No se tantean ni miden consecuencias, y aunque ahora el diálogo es monólogo y Rubén se habla y se contesta, el destino de toda la vasta familia Moreira huele mal.
Anulación inminente (aun haciéndola larga), si hay Interino no será de su corral, el nuevo candidato saldrá de otra chistera y el gobernador de Coahuila no tendrá ya que ver con ese apellido gastado ni con los colores de la raída bandera nacional.
El porvenir de Coahuila estará entonces ligado a los juicios y las sentencias: a tanto salteador (a enriquecidos cómplices, tapaderas y prestanombres). El brazo obligado de la ley, esa que se manifiesta cuando cambian gobiernos y los relevos son de alternancia, se alarga; llega hasta los rincones más lejanos, y a los escondites más extraños (canadienses, chilenos o uruguayos…).
El dinero a los cajones de la tesorería y las propiedades al patrimonio estatal. Los ladrones a la cárcel y los esbirros al penal. Volverán a la pobreza de la que huyeron por la senda más corrupta y sus nombres y legados serán solo “Herencia Maldita” para los anales de la historia.
Chantajear al presidente fue un exceso mal calculado. Entonces para ellos:
¡Huir no es buena idea y quedarse ya no es opción!