En un entrenamiento en el que apenas se rodó en el Gran Premio de Hungría, la sesión estuvo interrumpida en dos ocasiones, con bandera roja, a causa de los accidentes de Sergio ‘Checo’ Pérez y Carlos Sainz.
Checo se accidentó a las primeras de cambio, en los tres primeros minutos, cuando nadie había marcado tiempo aún. El mexicano tocó la hierba y perdió el control de su monoplaza entre la cuarta y la quinta de las 14 curvas del circuito de las afueras de Budapest, dañando la parte delantera izquierda del mismo. ‘No lo puedo creer’, lanzó contrariado el piloto de Red Bull.
Después, ya en el paddock de los Toros Rojos, se apreció la charla entre Sergio Pérez y Helmut Marko, sin audio, solo la estampa del asesor de la escudería y el tricolor, que en las últimas carreras no ha tenido los resultados esperados, quedándose fuera hasta cinco veces al hilo de la Q3; sin embargo, el propio doctor y Christian Horner respaldaron al mexicano. Unas palabras, una sonrisa y una palmada de Marko a Checo, un poco de alivio a la espera de la restauración.
Por lo pronto, Checo tendrá trabajo arduo por delante para P2 y P3, esperando un mejor performance en la clasificación del trazado de Budapest.
Al final, sólo trece de los veinte pilotos registraron una marca, en un ensayo completamente inútil, donde el inglés George Russell (Mercedes) lideró el primer libre para el Gran Premio de Hungría.
En la mejor de sus trece vueltas, Russell cubrió los 4.381 metros de la pista húngara en un minuto, 38 segundos y 795 milésimas, 359 menos que el australiano Oscar Piastri (McLaren) y con un segundo y dos décimas de ventaja sobre el canadiense Lance Stroll (Aston Martin), todos con el neumático de compuesto intermedio.