La ciudadanía en México necesita alcanzar mejores condiciones de vida. Eso está fuera de toda cuestión. La manera en que podría ser alcanzado ese propósito es la que causa el desacuerdo. Pero, incluso en medio de las diferencias, hay asuntos que no deberían ser fuente de discusión ante la contundencia de los hechos. Uno es, por ejemplo, la corrupción.
Incluso, si se les preguntara a algunos de los mayores beneficiarios del saqueo de la riqueza nacional estrían de acuerdo en el daño que provoca el cáncer de la corrupción a México. Por eso, la idea de que hay que combatirlo con todo el poder del Estado debe ser apoyada sin cortapisas, lo que implica que, de la misma forma en que deben ser investigados y sancionados los casos de corrupción de los gobiernos pasados es necesario que se persigan y castiguen los del presente. Hay que acabar con la impunidad y en eso, me parece, también estamos de acuerdo.
No es de extrañar que esos temas sean frecuentemente señalados, tanto al interior del país como por parte de los organismos internacionales, como dos grandes obstáculos que impiden que México desarrolle su todo su potencial. Hay que agregar, también, la violencia y la inseguridad en las que la corrupción y la impunidad también tienen mucho que ver. Y, por supuesto, el grave retraso educativo que es otra herencia de décadas de malos gobiernos.
Ahora bien, nos equivocamos si llegamos a suponer que el Estado sólo puede resolver esos problemas, máxime, cuando está más que probada la debilidad de las instituciones. De ahí que resulte indispensable la participación de la ciudadanía y sus organizaciones para atender esos temas.
Es necesario decir que no basta aquí con la denuncia y el señalamiento; estos son válidos y más que bienvenidos, pero la situación nos exige un papel más activo comenzando por ser, nosotros mismos, agentes del cambio que pedimos: todo lo que nos disguste en los demás tiene que causarnos, incluso, un mayor rechazo en nosotros mismos.
Lo cierto es que sin ciudadanía activa no hay estado de derecho y así, México pierde.