“El bosque seguía muriendo y los árboles seguían votando por el hacha. Ella era astuta, los había convencido, que, por tener el mango de madera, era una de ellas”.
PRIMER ACTO. – “El Festín etílico”. Nunca imagino el gerente Riquelme los escollos que tendría el final de su administración de negocios y mucho menos el riesgo en el que estaría su fuero anhelado, como en los sucesos ocasionados por la francachela etílica que organizaron sus súbditos en la explanada del Tecnológico de Saltillo, festejo y que no faltaran las botellas de Ron Zacapa Xo (el favorito de Riquelme) de esos de 2991.00 pesos con oferta en Walmart y de los cuales se contaron 34 botellas, según datos de uno de los conserjes encargados de la limpieza al día siguiente.
Al festín acudió lo más granado de los súbditos del aprendiz a tirano, y ya empedados les dio por tomarse fotografías en las que aparecen, entre otras personalidades: Riquelme abrazado por su secretaria de festejos más que de turismo, Azucena, la infumable y dueña de los 7 candados de la corrupción gubernamental, la Tessy Guajardo. ¿Qué fuego amigo filtraría a las redes sociales las fotografías?
El resultado fue, que este atropello a la institución, constituyo la chispa que encendió la protesta estudiantil ante los abusos y restricciones de sus autoridades educativas.
Sin embargo, en el pliego petitorio se incluyo como segundo punto que el gobierno se disculpara públicamente por los vergonzosos hechos.
Como es costumbre, la primera ocurrencia del gerente y su secretaria de Seguridad fue desalojar a los muchachos, sin embargo, la oportuna presencia de la Guardia Nacional evito la acción y alargo el plantón y ahora si hasta que Riquelme y el alcalde se disculparan se levantaría el mismo.
Más de 9 días tardo la disculpa tímida y con jiribilla que el administrador del estado se vio forzado a declarar y acto seguido las cosas regresaron a la tranquilidad y los muchachos a sus clases, con el resultado final de: estudiantes del Tec 1, Borrachines de banqueta 0 goles. Haya cosa.
SEGUNDO ACTO. – “La diarrea mental”. – Precisamente en el contexto del plantón del Tec Saltillo, surgió una voz amenazante que cometió una falta administrativa sancionada por la Ley Federal del Trabajo y la condena de una sociedad agraviada, nada menos que por parte del flamante dizque representante de los hoteleros de Coahuila el HH Dávila.
Este torvo sujeto vomitó una declaración que habla de su baja calidad moral para representar a cualquier gremio: “Ya basta, ya estuvo”-dijo el junior- Les digo como empresarios: todos aquellos revoltosos que están haciendo esto, ya los tenemos en la lista amiguitos, no los van a contratar aquí, yo creo, se tienen que ir a México, a Guadalajara, a otro lado. ¿Cómo vamos a tener chichos revoltosos dentro de las empresas o negocios?”
Sin duda que su ignorancia, que es menor que su arrogancia, cegaron al individuo en cuestión. Egresados del Tec Coahuila son hoy día directores y gerentes de empresas de la región y del país y un hijo de esa institución dirigió el complejo de GM en Silao y Ramos Arizpe. Sin duda que hay una gran diferencia entre emprender un negocio y hacerlo crecer, que heredar un hotel y llevarlo al límite de la quiebra. Válgame.
TERCER ACTO. – “El Atraco”. Nada menos en la Escuela de frente al TEC, en la de cuadros del PRI mal llamada UAdeC, fue denunciado un enorme fraude por parte de la rectoría de la escuela encabezada por el rector guerrillero de banqueta.
Y es que aun cuando es matemático, para eso de las cifras escondidas no es muy bueno que digamos y a través de una investigación periodística del compañero Plata, pues resulta que entre 2019 a 2022 fueron desviados 20 millones de pesos a través del sistema de factureras inexistentes.
A esa cifra se suma lo que la Auditoria de la Federación encontró en 2021 como irregularidades que incluían: pago a profesores inexistentes, desviación de recursos etiquetados, tabuladores y categorías que no se justifican y además de emitir “209 mil facturas” ese año.
No cabe duda que varios caminos llevaran al edificio de Blvd. Coss y Aguascalientes a los auditores o tal vez como algunos otros rectores le aparezcan ostentosas residencias, terrenos, ranchos o hasta hoteles, con aquella cantaleta de derivarse de más de 30 años de trabajo como académico. FIN. Telón.