Coahuila ¡en el pantano!

Hablar de Coahuila es algo serio.

No puede, no debe generalizarse, “Coahuila”, más allá del sitio geográfico o de la entidad federalizada. Y es que, podemos decir “Coahuila” e implica solo al gobierno de la entidad (y es un gran error el no aclarar el referido).

Me explico…

Coahuila es nuestra amada tierra. y eso ya es mucho decir.

Coahuila es, a más de ella (de la entidad), una palabra cuyo origen indígena local significa “tierra de víboras”. O sea, Coahuila, tiene un significado, uno que la une indeleblemente a su pasado mestizo. De indios, de guerreros, de migrantes y de labradores (de cultura y de patria). Coahuila es una suma de todo aquello que la ha hecho grande, a pesar de los pesares.  

Para los bien nacidos, Coahuila significa cosas nobles. Trabajo arduo y fecundo. Esfuerzo, nobleza y decencia. Coahuila significa historia y entraña futuro.

Coahuila es su gente, su gente buena. Coahuila es su tierra, fértil, fecunda. Es su desierto ardiente, pero gentil a la mano empeñosa del campesino terco y perseverante que lo hace florecer y consigue vivir honestamente, ahí, en el monte seco y la montaña vigilante.

Coahuila es 38 municipios y tantas comunidades y ejidos. Coahuila es la belleza natural de su flora y fauna. Coahuila es paisajes y agua (sí, aun queda agua, aun con el afán de los políticos cínicos: De venderla, de contaminarla, de acabarla).

Enlodados

Pero (siempre hay uno), Coahuila también es su gobierno. Y, este de los últimos años (13 años de un Moreirato que no termina), ha enzoquetado el buen nombre del estado, desprestigiándolo todo.

Los gobiernos recientes de Coahuila (de Humberto Moreira Valdés, de Jorge Juan Torres López, de Rubén Ignacio Moreira Valdez y de Miguel Ángel Riquelme Solís) han enlodado el nombre de Coahuila. Nos enlodaron y enlodan a los coahuilenses.

Por supuesto que no pueden (aun pretendiéndolo) borrar el buen nombre de Coahuila.

Aun así, sus suciedades y corrupción criminal, han manchado el honor de Coahuila (que no el de  ellos, aunque lo lloren, el de ellos está embarrado de inmundicia, la que ellos mismos salpicaron en su enfermizo y desquiciado “ahogo social”  de ser y de tener).

“En el pantano”

Este Coahuila nuestro, vejado y mancillado, pudiese gritar al poeta Salvador Diaz Mirón, como usurpándole un verso, de su imperdible: “A Gloria”…

“Los claros timbres de que estoy ufano han de salir de la calumnia ilesos. Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan… ¡Mi plumaje es de esos!

Sí, Coahuila (los coahuilenses), cruzamos por un pantano (negro, fangoso, inmundo), uno de urdimbre interminable. Y, amigos, lectores, señoras y señores ¿Quién nos salva de ello?

Este pantano que cruzamos, (metidos en él hasta el pescuezo social). Este pantano de la corrupción, la criminalidad, la impunidad, está ligado a una familia de necesitados. Ellos, los pobres Moreira (que ya no querían seguirlo siendo, aun proviniendo de una estripe de maestros, una de tradición reconocida aunque modesta), en su afán de sobresalir, nos atascaron (y se atascaron y siguen metiéndose en la cochina agua y hundiéndose (y hundiéndonos) en el desprestigio.

Con una honda diferencia: A ellos (los Moreira), poco les importa el modo y el pozo.

A nosotros (los coahuilenses bien nacidos), nos urge salir del lodo y levantar la cabeza. Nunca por soberbia mal entendida, pero sí, como digna señal de carácter y entereza.

Unidad para volver a ser

Salir del pantano requiere de unidad y esa también está empantanada. Ya se murió el Chapulín ¿ahora quién podrá defendernos?

Hoy Coahuila es víctima de los propios coahuilenses. No, nadie de fuera vino a jodernos, nos jodimos solos aquí, en Coahuila.

¿De quién es la culpa, de los gañanes, de tanto gandalla y sinvergüenza, o es de los conformados, de los que por vivir del dinero sucio o de la nómina y dinero del gobierno, se promiscuen y venden barato (como ellos, somo sus conciencias, como sus almas torcidas)?

¿La culpa es también de los que todo perdonan, de los que olvidan, de los indolentes y de los ilusos y manipulados?

La cosecha

No siembras papas para cosechar cebollas, porque no cosechas aquello que no sembraste.

Cruzar el pantano y no mancharse, es la romántica idea.

Y, por lo pronto, salir vivos de este desafío que merma nuestras fuerzas, rescatar el buen nombre de Coahuila y reconstruir lo nuestro.

Salir de este chiquero del demonio, de este pantano ignominioso. Coahuila lo merece.

UNIDAD,  es la consigna ¡Todos por Coahuila!, es la cosecha.

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