Coahuila Fuerte, No Es

Saber quién es Rubén nos lleva a saber quién es Miguel.

Rubén es un fraude todo. Se decía comunista en su juventud, pintadas de rojo las paredes, con imágenes de Marx y Lenin, de piso a techo de su compacta recámara (para tapar las grietas, disimular la pobreza y los complejos de clase).

Nunca concluyó estudios de maestro ni de abogado, no hay títulos ni cédulas que lo avalen. Antes de irse, odiado y repudiado, ordena al rector Blas Flores que le imponga un Doctorado Honoris Causa.

Fue él, el crimen institucionalizado en el sexenio de su hermano, inició los tratos denunciados por la Escuela de Derecho de la Universidad de Texas (“Coahuila todo entregado a Los Zetas”). Como Humberto había falseado la MegaDeuda y se había robado los Fondos de Pensiones de los maestros, Rubén tenía que robar más: 100 mil millones estiman conservadoramente sus propias gentes. Hay que agregar los negocios energéticos, las tierras mal habidas y el subsuelo agenciado. Espió, persiguió y asaltó gente. Sobornó calificadoras para ocultar que sus empresas fantasma se robaron el presupuesto de salud, de desarrollo social y de apoyo al campo. Compró medios de comunicación, con el dinero robado.

Tomó a un tipo de plastilina, Miguel Riquelme y a fuerza de dinero público y un insultante fraude electoral, lo dejó de tapadera de la gran cloaca que es el gobierno de Coahuila. Le incrustó a su gente en puestos clave para seguir dominando el control criminal, el robo a la tesorería y para protegerse del cobro de cuentas.

Dentro del PRI y afuera

Ese modelo de fraude, avalado por Peña Nieto y sus aberrantes PGR e INE y sus corruptos tribunales, fue vendido de imitable para “hacer ganar al repudiado PRI y a su híbrido candidato Meade”. Con nulos resultados, el PRI agonizante, luego de la derrota, lo erige secretario general, bajo las órdenes de la sobrina de Carlos Salinas de Gortari. Un tricolor hecho trizas, acabado y en sus estertores de muerte, dirigido por dos emblemas de la corrupción.

Una consulta estúpida, irritante y cínica: El CEN de Salinas y Moreira, preguntaban ¿por qué perdió el PRI? Los dedos flamígeros apuntan todos, a los corruptos. Rubén es corrido a efímeros 30 días de que se desparramaba en la poltrona de San Cosme. Compró al Clavillazo e irá a San Lázaro como diputado pluri. Pero AMLO quitará el fuero muy pronto y entonces, la suciedad quedará al descubierto.

Miguel Riquelme Es

Un escogido de Viggiano Riquelme Es. Y Viggiano es la acogida por Rubén para fingir su matrimonio, a cambio de millonadas de viático y negocios en Coahuila. Es MARS, en apariencia, un tipo dócil, mandado, servil y pragmático. Una tapadera ideal, hasta ahora, que limpia la casa, asume la quiebra, se encharca con las camas rancheras que le tienden Chema Fraustro, Samuel Rodríguez y Los Moreira.

Aquel Coahuila añorado

Coahuila es una entidad con grandes potenciales. Pero ¿dónde está toda esa belleza escondida que fue “fulgor de campanas y ruido de tambores”, acaso sucumbió por tanta inmundicia que le han echado encima?

La gente está triste, enojada con el gobierno, fragmentada desde las cúpulas perversas del poder insano. Claro, la gente de Coahuila sigue trabajando duro, honesta pero lastimada. Ya no cree ni en ella misma, ha perdido la fe, a fuerza de martillazos institucionales, de golpes tricolores, de infamias Moreira.

Aún con tantas cosas positivas, por tener un gobierno débil, ¡Coahuila no es fuerte!

Ándele Riquelme

Está usted Ingeniero Riquelme, atrapado entre la lealtad a quién le dio el poder y la lealtad ética y moral a la sociedad a la que debe proteger y servir con honestidad. Es una encrucijada de la que debe desatramparse con urgencia.

Aprovechar la esperada caída de esa torre de papel llamada La Banda Moreira, no es oportunismo. Es toda vez, congruencia por Coahuila (si la ama y respeta como dice) y hasta le servirá de oportuna tabla de salvación, señor Riquelme Solís.

¡Coahuila Fuerte No Es, pero puede serlo!

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