Algo sucede con el Derecho en estos tiempos, porque extraño esa manera sutil y humana en que lo aprendí a mi paso por la escuela, a donde enseñaban que los criterios judiciales se deberían de alejar de las proclividades e intereses humanos y acercarse a la naturaleza de la ley, que es la misma que la de la sociedad.
Por lo que vale atraviesa una encrucijada letal que lo traduce en una confundida manera del ser y el deber ser.
Elemento fundamental del Estado, desde los tiempos del hacha de mano, el orden jurídico evoluciona con el hombre y con este la Sociedad entera.
Disciplina de lo permitido y lo que se prohíbe, el sistema jurídico del país da forma al equilibrio en la administración elemental y pura de la justicia y su derivación real en la equidad.
Su función se sumerge en la realidad y la continua, la retoma y la hace amable, la fundamenta y la llena de principios de proporción equitativa.
El estado perfecto de la sociedad, es por lo tanto el equilibrio entre la realidad y el derecho.
Cuando estos elementos se contraponen, surge la descomposición, la ley del más fuerte y la impunidad.
Realidad distante de este concepto aparece en nuestra modernísima sociedad, invadida del desarrollo tecnológico y científico a pasos más que agigantados, sin parangón en la historia de la humanidad y en la cual se abandona el concepto de ideología, filosofía y forma en el pensamiento lógico de la convivencia humana.
Podemos manejar computadoras, redes interminables de comunicación, aparatos sofisticados de medición, producción y desarrollar la inventiva técnica, pero al mismo tiempo no somos ni capaces de respetar la norma elemental que dicta que mi derecho acaba, en donde empieza el del prójimo.
Grieta desastrosa en lo más profundo de la relación entre el derecho y la realidad, es la actitud de la suma de individuos que conforman una comunidad, que parecería que han llegado al acuerdo de establecer sus propias leyes, diversas a las que apegan el orden constitucional y después ,paradójicamente transgredir las mismas y particulares “normas “ apócrifas.
El Derecho entonces ha sido abandonado por sus administradores, porque a la situación de actitud social ante la norma jurídicas suma la facilidad de los jueces en colaborar más con la delincuencia que con la decencia y el cumplimiento de las normas ciudadanas de una normal y social convivencia.
La naturaleza humana de sus seguidores, ha desilusionado su permanencia y el Derecho ahora es un instrumento que fundamenta y soporta las irregularidades, las impunidades y las acciones políticas.
Invertidos los valores en la Sociedad, se puede ver que el derecho es fundamento de las situaciones que afectan a la sociedad, como la delincuencia organizada, el incumplimiento, la transgresión impune y la rapacidad.
El Derecho es así visto como una serie de normas que protegen más al robo que al bien ajeno, más al asesinato, que a la vida, más a la defraudación, que al comportamiento probo y honesto y más en esta tierra.
De continuar así tenemos el riesgo de disolvernos en el caos y la vacilación o de que se aplique la sentencia aplicada por Revueltas: “La realidad, tiene su lado moridor”, agregaría, también el Derecho….