El ambiente laboral de Coahuila podría suponer estar asentado sobre un cerro de dinamita, los síntomas de una explosión sindical se denotan y supuran. Se percibe una situación que no tarda en demostrar de nueva cuenta el poder de decisión de la base trabajadora, tanto en la iniciativa privada como en el sector público.
Después de haber sobrevivido a los movimientos radicales (definidos de esa manera a aquellas agrupaciones a quienes no les interesa el destino de las fuentes de trabajo) de 2002 a 2004 generados por el Comité Fronterizo de Obreras en Piedras Negras y SEDEPAC en la zona de Frontera y Monclova, la industria se iba desarrollando en un ambiente de paz, en parte debido a la labor que CTM tuvo que efectuar con sus métodos y soluciones a sus agremiados por un lado creciendo las prestaciones en las negociaciones contractuales y por otro a través de la formación de sus cuadros y reforzamiento de asesores.
Sin embargo, la asechanza de agrupaciones como el Sindicato de Mineros de Napito abrió frentes nuevos en 2011 en ciudad Acuña con PKC, 2014 en Gunderson, Teksid y otras empresas de Monclova.
La lucha se hizo personal del gremio minero contra las empresas con sindicatos afiliados a CTM.
Tomando en consideración que estos enfrentamientos obreros se viven en las canchas de las empresas, surge el rompimiento de la ecuación de la paz laboral que impacta en la estabilidad de las compañías ya que ningún cliente quiere recibir sus productos de un proveedor en problemas de esta índole. Después de varios años de idas y venidas en los tribunales tanto laborales como los de amparo las partes enfrentadas han obtenido sus “triunfos”, pero también han reflejado una preocupación en los inversores y el detenimiento de sus proyectos fue evidente. Pocas empresas nuevas se han establecido y las que han crecido ya estaban en esta tierra.
El manejo de las autoridades del Trabajo local fue muy torpe y amodorrado colocaron novatos hasta en los puestos clave y creyendo que solo con la política se podría contener al movimiento obrero.
A partir de la puesta en practica del capitulo laboral del TMEC, quien otorga poder a un grupo de vigilantes de los tres países a fin de cerciorase que no se utilicen acciones leoninas en la competencia económica a través de la violación de derechos laborales, incluyendo la libertad sindical y con la iglesia en manos de Lutero en la STPS, surgió una liga entre Alcalde Justiniani (FAT)-Napoleón Gómez (SNTM)-CATEM y Susana Prieto (20/32) que ha estado interviniendo en las diversas quejas del capitulo de libertades sindicales en varios frentes.
Hoy día es fácil, con este caos que destapo la administración federal, iniciar un movimiento en el interior de las compañías y lograr una liga internacional con la simple alegación de la violación de derechos de libre asociación o democracia sindical y que se haga caso.
El evento reciente en Manufacturas VU de Piedras Negras refiere el resurgimiento de los movimientos radicales en Coahuila, lo anterior no solo por la intervención de Julia Quiñones y lo que queda del CFO, sino por la presencia de organizaciones americanas como el AFL-CIO y Austin tan lejos de la frontera, quienes ya habían hecho estragos en la región entre 2001 a 2004 provocando el cierre de maquiladoras como Mexindro, Dimmit y Obras Maestras, como meta alcanzada.
Es apenas el comienzo de una jornada muy distinta que posee una fórmula cambiada y que implica actores extranjeros con muy poderosos intereses económicos y lo más triste, es que en el fondo el obrero, que lejos de salir beneficiado con los cambios, sigue siendo utilizado como carne de cañón, amén de cumplir con la obligación de las cuotas sindicales. ¿Qué hay para ellos?, es la pregunta.
Difícil tarea para las organizaciones sindicales que tienen el mérito de haber contribuido al crecimiento económico del estado, mediante la paz laboral, en los 20 grandes años (1986- 2000), bases del apuntalamiento de Coahuila en el sector manufacturero.
Hoy el objetivo no solo es la supervivencia del gremio, sino las nuevas definiciones y métodos que fortalezcan la relación con sus miembros, la necesaria lucha por mejores condiciones laborales, el respeto a los derechos y cumplimiento de obligaciones y la conservación de las fuentes de trabajo. Tarea difícil, pero que pian, pianito. (Continúa en la segunda entrega)