99 años de la promulgación de la primer constitución social; desde Coahuila se gestó uno de los cambios más importantes en la historia de nuestra nación, con la firma del Plan de Guadalupe que condena la usurpación de Huerta, quien alteró el orden jurídico, lo que incitó que Carranza y un puñado de coahuilenses revolucionarios se levantaran en armas desconociendo al usurpador y enarbolando la lucha por el respeto a la legalidad.
Desde la firma del “Plan de Guadalupe” hasta que el 5 de febrero de 1917 en la ciudad de Querétaro, el llamado congreso constituyente, promulgó nuestra constitución que hoy es sustento de legalidad y soporte del estado mexicano; la traición, la imposición del fuerte y del tirano orilló que el pueblo reaccionara y a través de una lucha social se impusiera el nuevo orden de las cosas, de nuestra vida como nación. Hoy la Carta Magna con sus 136 artículos garantiza la vida de una nación, en un estado moderno que hoy a pesar de ser modificada en más de 610 veces, los retos de la justicia social siguen vigentes.
Carranza decía en Hermosillo… “al pueblo de México, que terminaran la lucha armada a que convocó el Plan de Guadalupe, tendrá que principiar formidable y majestuosa la lucha de clases, queramos o no queramos nosotros mismos y opónganse las fuerzas que se opongan, las nuevas ideas sociales tendrán que imponerse en nuestra masa… y no es sólo repartir las tierras y la riqueza nacional, no es el sufragio efectivo, no es abrir más escuelas, no es igualar y repartir las riquezas nacionales;
es algo mas grande y mas sagrado; es establecer la justicia, es buscar la igualdad, es la desaparición de los poderosos para establecerse el equilibrio de la conciencia nacional.” así lo afirmaba Carranza desde 1913 y además decía: “tendremos que removerlo todo, crear una nueva Constitución cuya acción benéfica sobre las masas nada ni nadie pueda evitar”
La idea del cambio es una constante en la historia nacional, solo así es posible buscar caminos de mejora para las condiciones de vida de la población, introducir modificaciones de manera acelerada permite que haya progreso y la población ve cumplidas sus aspiraciones, pero el cambio siempre debe de ser dentro del orden institucional y bajo los principios de certeza jurídica, sólo alcanzable con la constitución y sólo a través de ella.
Los coahuilenses hemos demostrado a través de la historia, que somos capaces de cambiar, nuestra Constitución es un testimonio e instrumento del cambio, por eso no dejemos de sentir el pulso del pueblo, porque ese pulso, ese torrente de ánimos y voluntades, es lo que otorga vida, ánimo y empuje a esta nación; a un año del centenario de la promulgación de nuestra constitución.