Estamos entrando en una crisis de proporciones mayúsculas. Por un lado, la pandemia del coronavirus pondrá a prueba a un sistema de salud que ya venía mostrando severas deficiencias y que las próximas semanas, de cumplirse los pronósticos, no tendrá la capacidad para atender a quienes enfermen de gravedad.
Otro frente lo representa la situación económica del país misma que afectará, sobre todo, a las micro, pequeñas y medianas empresas y a quienes tienen en éstas su única fuente de ingresos. Pero, también golpeará las finanzas públicas, tanto de la federación como de los estados, haciendo que la posibilidad de crecer se vea cada vez más lejana.
Y, por si fuera poco, estamos en manos de autoridades que dilapidan su capital político de la manera más absurda posible. Justo cuando más se requería la seriedad, la visión y el aplomo de un estadista, lo que nos estamos encontrando es a alguien que, entre otras muchas acciones y decisiones reprochables, es capaz de poner en grave predicamento a los miembros clave del gabinete, destruyendo toda su credibilidad.
Como nunca, estamos necesitados de la fuerza de las instituciones y del estado de derecho. Es fundamental para la tranquilidad de la sociedad mexicana tener datos fidedignos a partir de los cuales tomar decisiones. Pero, todo cuanto se hace ocasiona justo el efecto contrario: se debilita el aparato institucional y la gente, con razón, se siente perdida, angustiada y sin esperanzas.
No es fácil alimentar el optimismo cuando se trivializan los asuntos importantes. ¿Cómo decirle a la ciudadanía que mantenga la calma con un líder que ha olvidado las necesidades de la gente? ¿De qué manera se puede convencer a la población de que a México le espera un futuro mejor?
Estoy convencido de que esta adversidad nos ayudará a darnos cuenta de que el cambio verdadero está en nosotros mismos y en la capacidad que tenemos para unirnos en torno al bien común. Deseo el surgimiento, no de un mesías, sino de muchos liderazgos que sean capaces de conducir los esfuerzos de todos. Tenemos con qué y vamos, a pesar de todo, a salir adelante. Estoy seguro de que el México mejor que todos anhelamos, está por venir.
@marcelotorresc