Ser solidario implica preocuparse por el bienestar de los demás y tomar la elección de actuar y colaborar para conseguirlo. La solidaridad es asumir la causa de otros como propia, existiendo el plano personal, político y social. Por desgracia, en los tiempos que estamos, vivimos millares de conflictos sociales y guerras fruto de las desigualdades sociales y falta de libertades.
A pesar de vivir en el siglo XXI, y disponer de recursos suficientes para todas las personas del mundo, no todas las personas disponen de ellos, y por esto debemos contribuir a que se produzca el reparto como ciudadanos que somos.
Estamos acostumbrados a que se nos llene el alma de solidaridad en fechas señaladas como la Navidad, en la que todos nos volcamos con la familia y los amigos, y en alguna que otra ocasión se nos ablanda el corazón y damos algo a la gente que vive en la calle, pero ¿y el resto del año?, ¿qué pasa ese resto del año?, ¿acaso no sigue la gente viviendo en la calle, pasando hambre, frío, calamidades, exclusión social, entre otras cosas?.
Bien, dicho esto, teniendo en cuenta que somos más de 7.000 millones de personas en el mundo, poniendo todos nuestro granito de arena podríamos conseguir mucho.
1. Haz aportaciones solidarias
En cada ciudad hay un montón de proyectos solidarios con los que puedes contribuir, ya sea de forma puntual por que te coja en plena calle, o de forma permanente -asociándote o comprometiéndose- a aportar una cantidad fija como ocurre con los apadrinamientos.
Un dato interesante para los más desconfiados son las cómodas formas de pago que existen actualmente. En ellas puedes hacer los trámites desde casa mediante internet evitando así donaciones en mano (que te pueden preocupar por si no llegan a su destino).
2. Compartiendo, la felicidad es doble
Por suerte, existen multitud de formas de ayudar a aquellas personas -que por circunstancias- a día de hoy viven en la calle, o en albergues.
Para aquellos que se lo pueden permitir, una fantástica opción es hacer una compra doble. Es decir, una para tí y otra para una persona o familia desfavorecida. ¿Qué mejor ayuda que la propia comida?
Otra opción -a menor escala- pero muy significativa es el café pendiente. El café pendiente no es más que dejar pagado en la cafetería un café de más para alguien que no tenga recursos para poder pagarlo.
De este modo, hasta una persona sin recursos se puede tomar algo caliente a lo largo del día. Esta medida del café pendiente se popularizó en la ciudad italiana de Nápoles, y posteriormente se ha ido extendiendo a otras zonas del país y de Europa.
3. Contribuye con lo que puedas
A muchos de nosotros -aunque no lo queramos reconocer a veces- nos sobra ropa en nuestro armario. Se nos acumulan y acumulan prendas que no tiramos por pena, o simplemente por pereza, y se van apilando sin darle uso. Es más, muchas veces no sabemos ni qué hacen aún por ahí porque creíamos haberlas tirado ya.
Existen muchísimas ONGs y campañas solidarias que se encargan de la recogida de ropa usada que ya no queremos. Muchas veces, esas ropas están en perfecto estado y pueden ser vendidas en tiendas de segunda mano, con lo cual recaudan dinero en efectivo para la resolución de problemas sociales.
El mayor porcentaje de esas prendas se destinan a pequeños comerciantes africanos para reactivar la economía local. Otro porcentaje importante de la ropa que donamos está desgastada, o inservible, de modo que se recicla a través de empresas especializadas.
Las ONGs y demás organizaciones que participan en proyectos solidarios hacen una tarea tan dura como útil para la sociedad.
Donar ropa es una de las opciones más viables para las personas que aunque no disponen de muchos recursos, y pueden colaborar ofreciendo cosas que ya no necesitan o no usan.
Otra opción es donar libros que no lees, o que no te interesan demasiado, y entregarlos a librerías solidarias en las que lo recaudado se destina a proyectos sociales.
4. Participa ofreciendo tu tiempo
Para ayudar no hay excusas si realmente tienes voluntad de hacerlo, en el caso de que no tengas bienes materiales que aportar, o dinero para donar, siempre está la opción de colaborar físicamente ofreciendo tu tiempo como voluntario en campañas como las de recogida de alimentos.
Si tu situación te lo permite, puedes colaborar regularmente con alguna ONG que trabaje con personas que lo necesitan como ancianos, niños, discapacitados, o personas en riesgo de exclusión.
Tanto como de cualquier tipo de aportación económica necesitan de afecto. Estas personas tienen en ocasiones serias carencias afectivas, y de comunicación. Con tan solo permanecer a su lado, escucharlo, y entenderlo, ya estarás realizando un gran trabajo. Tener una distracción que les haga olvidar por un momento la situación en que se encuentran te lo agradecerán.
5. Transmite la importancia de colaborar
El hecho de atraer mayor número de colaboradores es tan importante como la colaboración misma. Muchísimas personas están en disposición de colaborar, pero necesitan ese empujón que los haga decidirse.
Ese empujón puede producirse como consecuencia de una foto impactante, o una dura historia que les haga plantearse la crueldad del mundo, y decidan colaborar.
Por esto es importantísimo sensibilizar a través de redes sociales con mensajes que puedan llegar a viralizarse y atraer un buen número de personas.
Cuéntale a tu círculo de amigos qués es lo que haces, cómo pueden colaborar, y toda la información para hacerles ver lo importante de esta ayuda humanitaria. A veces, el tú a tú puede atraer a bastante gente.
6. Crea tu propia campaña benéfica
Si eres una persona decida y con don de gentes, seguro que puedes ser capaz de montar tu propia campaña benéfica. Esto se puede desarrollar a través de un sencillo mercadillo en tu ciudad, o en tu barrio si lo prefieres.
El trato cara a cara con las personas que conoces de toda la vida hará que seguro te ayuden en obras sociales de estas características.
Además, no debes darle mucha importancia al objeto que vendas, más que probablemente las personas que te compren no lo necesitarán, pero aún así querrán colaborar.
7. Voluntariado internacional
Por si te parece poco la ayuda a nivel nacional, siempre puedes afrontar un reto como el que supone irte a un país extranjero.
Los programas de voluntariado internacional son idóneos para vivir experiencias imborrables que te curtirán más que ninguna otra actividad como persona.
El tema de la disponibilidad no será demasiado inconveniente ya que se hacen en los periodos vacacionales de los participantes.
Supone un gran sacrificio perder unas vacaciones con tus amigos o tu familia en pro de ayudar a gente que lo necesita, pero seguramente, a tu llegada no te arrepentirás de haberlo hecho. Las emociones y las experiencias adquiridas harán que a tu vuelta seas la mejor versión de tí mismo.
Existen distintas ONGs y cooperativas que ofrecen este servicio a nivel nacional e internacional. La mayoría de los proyectos españoles se vienen desarrollando en África y América Latina, pero cada vez son más las zonas en las que se está colaborando activamente.
8. La solidaridad engloba al medioambiente
No toda la solidaridad se restringe al campo de las personas. Parece que hemos olvidado que solo somos personas humanas, y vivimos en un planeta llamado tierra que se está contaminando día a día por encima de sus posibilidades.
Aunque no cabe duda de que los grandes contaminantes son las empresas, todos debemos aportar en lo mínimo que se puede hacer, que es el reciclaje.
También puede incluirse como reciclaje la mencionada anteriormente recogida de ropa y la donación de objetos. Estas ofrecen la posibilidad de recaudar fondos o simplemente ser reutilizadas. Esto contribuye al mejor aprovechamiento de recursos y la conservación del planeta.
9. Donación de sangre, médula, y órganos.
Ante problemas de salud, los recursos económicos o los voluntariados poco pueden hacer. Cada vez son más los donantes de sangre, y es una gran noticia, pero la cosa se complica con circunstancias de mayor gravedad como donaciones de médula ósea u órganos.
No es necesario decirlo, pero cualquier ayuda es poca cuando se trata de la salud de una persona.
Por suerte o por desgracia, no todo se reduce al dinero, y cosas como la salud no se pueden comprar, por lo que dependen única y exclusivamente del altruismo y la buena fé de otra persona.
Pero para poder llevar a cabo esa solidaridad es necesario desprenderse del miedo y las inseguridades. El temor a los hospitales nos frenan a la hora de participar en acciones de estas características que pueden salvar vidas.
En cuestiones como el trasplante de médula ósea existe un gran desconocimiento. Muchos la relacionan con la médula espinal, pero son cosas diferentes. La médula ósea es el tejido graso y blando que se encuentra dentro de los huesos, y la médula espinal corre a lo largo y en el interior de la columna vertebral protegiéndola.
Ser solidario
La solidaridad no es algo que necesariamente implique la vinculación con personas sin techo, que pasan hambre, o sobreviven en condiciones pésimas. La solidaridad es algo diario, entre personas que están en nuestra misma situación.
Algunos consejos para ser solidario todos los días:
- Sé un apoyo
Si un amigo, un familiar, o alguien que te importa tiene un problema y decide compartirlo contigo, escúchale atentamente y muestra señas de interés que le harán sentirse mejor.
Además puedes aconsejarle, y darle tu punto de vista. No tienes porque restarle importancia a su problema, simplemente ayúdale a sobrellevarlo, que vea que estáis juntos en esto.
- Ten paciencia
La mayoría de las ocasiones, el proceso de recuperación de enfermedades, lesiones, o de problemas personales puede prolongarse durante un gran periodo de tiempo. Lo que debemos hacer con este tipo de personas es no preocuparlas y no presionarlas, tener paciencia en su recuperación.
- Saca de la crisis algo positivo
Una crisis en cualquier ámbito de nuestra vida es bastante aterrador, por lo que siempre hay que sacarle algo positivo incluso a lo más malo que nos haya pasado.
Cuando una persona se encuentra en este momento, la visión de una persona ajena a la situación, y que se quiere, puede ser muy valiosa. Hazle ver el lado bueno de las cosas.
- Sé solidario contigo mismo
A lo largo de nuestra vida son muchas las decepciones con otras personas a las que queríamos pero que -por circunstancias-ya no queremos. También son muchas las heridas que nos han pasado factura a lo largo de los años, pero casi siempre sabemos perdonarlos.
En cambio, con nosotros mismos tenemos otra vara de medir, somos mucho más duros y crueles, le damos mil vueltas a las cosas que hicimos y que ya no podemos cambiar. Por eso, perdónate.
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