Conflicto en los datos

En agosto de 2010 se publicaron dos noticias contrastantes para Coahuila: mientras el IMSS señalaba que la entidad alcanzaba su máximo histórico en empleo, el INEGI colocaba al estado, en aparente contradicción, en el primer lugar de desempleo.

¿Cómo Coahuila puede registrar niveles históricos en empleo y, al mismo tiempo, pareciera estar a la cabeza del desempleo? La respuesta es muy sencilla: los indicadores del IMSS y el INEGI no miden lo mismo.

El primero responde al padrón de trabajadores dados de alta ante él: mexicanos, con nombre y apellido, cuyos patrones aportan una cuota para que puedan disfrutar de los beneficios del sistema; es decir, los empleos formales. Entender los datos del INEGI es algo más complicado, pues mide la Tasa de Desocupación, resultante de una encuesta realizada a una muestra determinada.

Sabemos, por experiencia, que no existe encuesta infalible. Adicionalmente debemos tener bien en claro cómo define el INEGI a una persona ocupada: aquella que haya realizado alguna actividad productiva cuando menos una hora en la semana que se aplica la encuesta, sin importar si recibió o no remuneración. Por lo tanto, podemos inferir que este indicador de ocupación contabiliza tanto los empleos formales como los informales, así como a quienes realizan actividades voluntarias.

Lo anterior viene a colación por la reciente publicación de indicadores, también aparentemente encontrados. El IMSS reportó en mayo una caída pronunciada, la mayor en una década, en la creación de empleos, pero también se dio a conocer que el nivel de consumo de la población, aunque desacelerado, se mantiene.

Encuentro dos explicaciones a este fenómeno. La primera, relacionada con la generación de ingreso. El indicador del IMSS señala la falta de creación de empleos formales, pero seguramente el INEGI pronto presentará números positivos en su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, donde incluye los puestos informales, que también aportan recursos al bolsillo.

La segunda la aporta el mismo IMSS: en mayo, el salario promedio pagado a los trabajadores fue de 377.50 pesos, 2.3% superior al de mayo 2018, mientras la masa salarial (el total de los sueldos pagados a todos los trabajadores del país) creció 4.7%, en términos reales, en el mismo periodo.

Es decir, mejores sueldos y empleo informal compensan la caída en la creación de plazas formales. No es lo ideal, pero suficiente para mantener el consumo, lo que a su vez genera empleo. Sigamos trabajando en generar confianza e inversiones, ya que solo así podremos alcanzar el crecimiento económico al que aspiramos y que merecemos.

Compartir