Si bien el cierre o la quiebra de negocios es un mal generalizado en todo México llama la atención que dicho fenómeno pegue fuerte en la capital de Coahuila, si consideramos la ubicación estratégica, la posiciones que se ocupan como ciudad para invertir, la seguridad satisfactoria y el fuerte crecimiento económico que se había logrado podremos entender el grado de dificultad que se padece.
Si en Saltillo es evidente la crisis económica es de imaginar lo complicado en otros municipios, centenares de negocios cerrados, miles de personas que han perdido sus empleos, incluso negocios sólidos que tenían años establecidos están optando por cerrar, el día de ayer llamó la atención que se anunciara que Cinemex Periférico tomara la decisión de terminar operaciones, sin duda una inversión millonaria que ante la crisis y la falta de apoyos por parte del Gobierno federal optó por cerrar dejar de operar, dicho tipo de negocios han sido además los más golpeados por la pandemia, si bien se supone que pronto contarían con la aprobación de reabrir la realidad es que difícilmente la gente puede pensar en acudir, por más higiene que se tenga el estar con decenas de personas en un lugar cerrado genera altos riesgos de contagio, en igual manera si las medidas que se establezcan los obligan a disminuir la capacidad de lugares que se puedan vender ello les limita la posibilidad de obtener ganancias por la operación.
No es la primera vez que las salas de cine enfrentan una difícil situación, después de su auge de los 70s y 80s les vino uno fuerte crisis, la llegada de las videograbadoras, las películas en formatos Beta y Vhs , las antenas parabólicas y la señal por cable orillaron al cierre de muchas salas, durante un largo tiempo el Cine pasó de moda, después vino otro repunte, desaparecieron las funciones de permanencia voluntaria y en lugar de dos o tres películas por boleto solo se limitaba a una, se prohibió fumar dentro de los cines y asistir al cine de nuevo se convirtió en un evento, incluso la creación de salas Vip convirtió el ver la película en algo social, meseros, sillones reclinables o un extenso menú cambiaron el formato de las viejas dulcerías donde lo máximo que se podía adquirir era un Hot Dog o los clásicos chocolates Escalona, incluso comenzaron a venderse bebidas alcohólicas dentro de las salas, junto con los cambios llegaron los aumentos de precios, si bien antes no resultaba económico acudir al cine tampoco representaba una inversión, hoy esos altos precios están resultando otro factor que sin duda obligará a modificar las políticas de los cines o en su defecto pronto seremos testigos del cierre de más salas.
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