No basta pararse frente a la multitud con las mejores galas, ostentando un escudo frente a un atril y levantar la mano protestando cumplir y hacer cumplir la constitución, quien se abroga el papel de gobernante promete que cuidará la Ley desde su origen, por eso es que fue electo, para eso se le confiere el poder.
En México los políticos arrancan sus labores con un compromiso manifiesto ante la presencia de grandes multitudes, en ese evento frente a miles de testigos, levantan la mano derecha abierta hacia el pueblo y afirman a voz en cuello y con toda solemnidad, que cumplirán un compromiso que los debería ajustar y alinear con el deber de hacer prevalecer una ley creada para el bien de todos, avalada por centenas de representantes del pueblo, algunos electos por el, otros solo por unas siglas.
En México el primer día de un gobierno, se afirma que la Ley, particularmente la constitución es la razón de ser del gobernante, por ella y para ella gestiona y trabaja y también con la autoridad y fuerza que en su texto encuentra, la ejercita en beneficio de la comunidad y para garantizar el orden y el respeto que la mayoría de los individuos, ahora ciudadanos, anhelamos para vivir en paz y prosperar.
Realmente son pocos los objetivos prácticos de una Ley, en lo espiritual solo amando a Dios sobre todas las cosas y amando a los demás como a uno mismo se consigue la armonía entre lo divino y lo terrenal ¿Acaso se requiere mas para vivir en paz y prosperar? ¿Necesitamos galones de tinta formando decires contradictorios para conocer el orden y asegurar la justicia? ¡No! Lo que requerimos para que la letra oriente y de fuerza a la ley, no es una pesada biblioteca de instrucciones detalladas para todas las alternativas de la vida, es tan vano crear una ley que asegure un protocolo para todas las situaciones y sus posibles consecuencias, como si en el siglo X alguien hubiese sugerido la necesidad de una ley para regular el tráfico aéreo.
Las añoranzas de los mexicanos plasmadas en Los Sentimientos de la Nación, aún arcaicas e intolerantes contra religiones distintas a las del cura que las compendió, en esencia solo se han superado por la libertad de culto que ahora presumimos, sin embargo, todos los importantes derechos, libertades y objetivos del antiguo documento, ahora se ven perdidos en un enjambre de palabras, y al final de la historia, los contenidos del añejo papel no están presentes entre nuestros derechos y libertades actuantes, que en el escrito se atesoran, pero en la realidad se soslayan.
El secreto de los derechos y libertades que hacen grandes a los individuos y con ellos a los pueblos que conforman, es que estos nunca se contraponen unos con otros, pues quien con sus actos pretende defender su derecho atropellando el de alguien mas, en esencia delinque y merece consecuencias que le impidan volverlo a intentar.
Ahora los mas mencionados logros del gobierno se caracterizan por modificar la ley sin advertir las consecuencias de esos cambios, los que tienen la responsabilidad de redactarla, han olvidado el objetivo comunitario de las normas que producen, en sus dictados solo se aprecian objetivos comerciales o económicos para sectores muy limitados de la sociedad. El fin de empoderar al ciudadano común y darle las herramientas jurídicas para que alcance a ser la mejor versión de si mismo no se observa en ninguna parte.
Hoy pon en la mira de tus intenciones a personas capaces de demostrar el cumplimiento masivo de la ley y la consecución de sus objetivos, y evita votar por aquellos que solo se interesan en modificarla sin una clara explicación de sus fines, o resultados que verdaderamente te beneficien.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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