Cultura, conocimiento ó educación,
¿Qué es lo que requerimos para progresar como mexicanos?
En gran parte del mundo es posible reconocer a la gente que pasa la vida recluido en una colonia, en un sector, en una ciudad o en un País; sin duda no hay mejor forma de aprender que salir del origen, ver nuevos horizontes y observar con atención, tomar el tiempo para medir, cuestionarnos la razón de las cosas y comparar cada una de ellas.
Poca gente siente la necesidad imperiosa de extirparse de sus principales áreas de interés, pocos buscan elementos de juicio para darse cuenta de la posición que ocupan en el mundo, para conocer sus capacidades especiales que los distinguen de los demás, pocos notan lo bien que hacen las cosas en un mundo que cada día nos integra mas, casi nadie va tras las oportunidades que existen para llegar mas lejos, para superar nuevas metas, para crecer sin límites y hacer de los inmerecidos dones que Dios otorga, la valiosa gema que deberíamos producir.
Antes que salir de su área de confort, muchos prefieren el ostracismo, dejar las cosas como están, vivir como es usual, prevenir imprevistos y asegurar una forma de vida, éstos son los argumentos que se usan por el hombre como si las palabras “Prevenir y Asegurar” fueran realmente parte de lo posible
Ante el riesgo inminente de cambiar y conocer algo peor, mantener las cosas inalteradas es el motivo de vida de muchas personas, y entre ellas podemos contar a millones de mexicanos, compatriotas que se reconocen con problemas, inmersos en un ambiente de injusticia, de opresión, de intransigencia y sobre todo de abuso, sin embargo esta realidad les resulta conocida y llevadera, por eso están dispuestos a hacer cualquier cosa para evitar la modificación de su entorno y sufrir el riesgo de conocer un infierno mas caliente y difícil de sufrir. ¡Es verdad! Cambiar duele, mortifica y asusta; sin embargo, lo que constantemente se mueve, generalmente se acomoda; Para alcanzar el orden primero debemos desacomodarlo todo; Para terminar con la injusticia, posiblemente debamos entregar la vida y solo gracias a aquellos que lo han hecho antes, hoy nos queda algo de dignidad y esperanza. Compara lo que tienes con lo que puedes ver en otras latitudes, no para que te decepciones de tus carencias, sino para que te ocupes de construir tu abundancia; no para que esperes ser lo que no eres, pero si para que aprendas como otros llegan a superarse a si mismos.
Hoy como ciudadano busca la mejor faceta de ti, transfórmate y cambia el destino de tu casa, de tu pueblo, de tu patria y del mundo, comparando, observando, apreciando, actuando y decidiendo.
¡Que Dios Nos Bendiga!