Aquí comienzo a trovar
para poder saludar,
con respeto y con esmero,
a los que quieren luchar
por un cambio verdadero
en la Sección Treinta y Ocho,
y a los que quieren lograr
que se acabe ya el mugrero
iniciado en dos mil ocho.
Ya se terminó el veintiuno
sin mirar cambio ninguno,
y la base sometida
nomás no ve la salida
ante tan dura embestida
contra ella cometida.
En plena lid venidera
crece la preocupación
de la suerte que le espera
a la estropeada Sección,
antaño muy aguerrida
y de fama combativa,
hoy destruida y cautiva
y en gran botín convertida.
Un futuro a la deriva
es lo que sí se avizora
si la base, desde ahora,
no despierta y no se aviva,
alentando la esperanza
y promoviendo una Alianza,
que refleje la congruencia
entre palabras y acciones
de diversas expresiones
que buscan la dirigencia.
Si se conforma la Alianza
se va a combatir la tranza
y la mucha corrupción,
pero se requiere unión
que genere fortaleza
en lugar de división.
Y si se toma esa acción
por el bien de la Sección,
con un poquito de agallas
verá el fin la maldición,
y pagarán los gandallas
su codicia y ambición.
El barco quedó hecho trizas,
pero si no hay división,
con madura decisión
que tome la oposición
va a salir de las cenizas
esta querida Sección.
Ya con esta me despido
al ritmo de un tololocho:
ojalá impere razón,
predomine la confianza
y se conforme una Alianza
en la Sección Treinta y Ocho.