El presidente Andrés Manuel López Obrador salió en defensa del embajador estadunidense en México, Ken Salazar, ante las críticas desde el New York Times, que sugirió que en Estados Unidos se le ha perdido la confianza al diplomático. “Los conservadores, reaccionarios, quisieran tener un halcón”.
Tras definirlo como su amigo, López Obrador consideró a Salazar como un hombre simpático que se aplicó recientemente en las gestiones de 18 propietarios de firmas estadunidenses en materia energética que sostuvieron encuentros en Palacio Nacional. Señaló que en Estados Unidos permanece todavía una mentalidad añeja.
“Es un hombre responsable que defiende a su país. estuvo conmigo casi una semana aquí recibiendo a 18 dueños de empresas estadunidenses, tratando caso por caso, pero los del NYT están con la idea de que Estados Unidos deben someternos. “
Durante su conferencia en Palacio Nacional rechazó esa idea que concibe a México como una colonia cuando somos un país independiente. “Creen que somos colonia, no, somos independiente, libres, soberanos. No se subordina a ninguna potencia, ninguna hegemonía, a ningún gobierno del mundo, sean nuestros vecinos de Estados Unidos, ni sean de China o de Rusia, somos respetuosos de todos los países del mundo, por eso nuestra política de autodeterminación de los pueblos”.
Tras mostrar el reportaje de la publicación neoyorquina sobre Salazar, dijo que en lugar de esto deberían estar defendiendo a Julian Assange
Todo lo anterior es debido a que en el interior del gobierno de Estados Unidos existe una preocupación por la cercanía entre su embajador en México, Ken Salazar, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, reportó el periódico The New York Times en su edición del martes.
Altos funcionarios de Estados Unidos, que no tenían autorización de hacer declaraciones en público, cuestionan si funciona el “enfoque blando” que ha mostrado el diplomático estadounidense, o si envalentona a López Obrador.
Para los funcionarios entrevistados por el diario estadounidense, el presidente mexicano “ha desafiado la influencia estadounidense y socava las salvaguardas de la democracia”.