Por siglos, estuvimos acostumbrados a que el concepto “verdad” equivalía a certeza, veracidad, realidad, convicción, hay muchos más sinónimos, pero la modernidad nos sitúa ante otra realidad, la post-verdad que está de moda; de repente estamos viviendo un juego político en el que la verdad se ha puesto a discusión y el neologismo de la post-verdad es aceptado como una estrategia que moldea a la opinión pública apelando a las emociones y a la creencias personales.
Esta situación representa un retroceso respecto a la civilización en la que por centurias la evidencia empírica mostraba que los hechos estaban a la vista.
Hoy estamos viviendo un juego político en el que deliberadamente los políticos están mintiendo (aunque siempre lo han hecho), como ha ocurrido con Trump del que se dice, que muchas de sus mentiras ayudaron a su triunfo, por ello algunos medios de comunicación están advirtiendo sobre el peligro de entrar en este juego; el cinismo de los políticos está escalando, pero gracias a los medios digitales y los dispositivos móviles ellos son detectados en sus mentiras por la gente con más o menos rapidez, esto es fácil para las generaciones jóvenes, en cambio para los adultos resulta mucho más complicado.
Las advertencias sobre los riesgos del manejo de la post-verdad es la destrucción de la credibilidad, sobre todo para los medios. Lo que ha cambiado en este mundo es el consumo de la información, ésta se ha multiplicado de manera exponencial así que para los usuarios cada vez es más difícil encontrar cuál es la verdad, de manera que el reto de los medios es verificar la información, que las fuentes sean serias y correctas, que se puedan contrastar las opiniones, buscando dar a los lectores la información más veraz para que ellos tomen sus propias decisiones.
La post-verdad no sólo funciona en la política o en los medios, la manipulación de la “verdad” es magníficamente utilizada en toda la publicidad. Hay una pulverización de los medios digitales y una flexibilización de las posturas ideológicas, ahora ¿existe realmente la izquierda política, qué es hoy? Quizá en este momento sea mucho más clara la postura de la derecha con los pronunciamientos xenófobos, el racismo, la misoginia, el proteccionismo económico y el belicismo a ultranza, propiciados en buena medida por el analfabetismo político-digital, ya que Trump hace política a través de Twitter.
Hay que decir que la internet abrió la comunicación y la volvió horizontal permitiendo además la movilidad de ida y vuelta que antes no existía, todas estas cosas son fundamentales, más si nos referimos a la política lo que observamos es que cada vez es más complejo este juego, se vuelve algo de expertos, vivimos en un mundo polisémico, la información se ha diversificado, tenemos muchos lenguajes y estos son algunos de los desafíos por los que está pasando la democracia.
La era de la post-verdad en la política significa un retroceso, porque ahora nada es concluyente, todo se mueve en el campo de lo relativo y grandes tonterías pueden abrirse paso si quien las sostiene así las siente, Trump lo ha demostrado.
En Coahuila estamos en elecciones generales, el candidato del PRI está ofreciendo que de ganar la gubernatura dará a las mujeres la Tarjeta Rosa con dinero, el candidato debe informar con qué fondos va pagarlas, Rubén Moreira ofreció lo mismo y al llegar a la gubernatura, tuvo que detenerlas, pues los pagos a la megadeuda le cerraron las puertas y toda la demagogia promovida por el moreirato en dádivas sociales fue cancelada: las farmacias de la gente, el agua, los condones y muchas más.
Los peligros de dar paso libre a la post-verdad apenas se vislumbran, lo que es evidente es que es necesario defender la democracia y el voto libre y secreto.