El Congreso de Coahuila ha publicado las convocatorias para elegir a los nueve integrantes de la “Comisión de Selección” responsable de designar al Consejo Ciudadano del Sistema Estatal Anticorrupción. Es decir, quienes harán la chamba de nombrar una pieza importante del tan llevado y traído antídoto contra la corrupción.
Cosas de la vida: el Legislativo coahuilense lo hizo prácticamente al mismo tiempo en que, en Ciudad de México, una ONG publicó su estudio sobre si en los estados se había o no considerado al ciudadano común en la formulación de las leyes anticorrupción… donde la experiencia de Coahuila fue considerada como “muy insatisfactoria”.
Como a los perros de rancho: amarrados en las fiestas, sueltos para las broncas.
Ninguna novedad en lo de la Comisión de Selección. Es el modelo que se está implementando en todo el país: por aquello de “purificar la legitimidad”, se deja que el costo político de la designación caiga en manos de un ente que (en papel, al menos) no es político ni partidista.
Habrá que ver cómo funciona.
Sobre todo, a la luz de acontecimientos recientes. Me explico. Si bien lo que sucede en los estados no es copia de lo sucedido en el centro del país, sí hay relación.
Y allá hay novedades.
En menos de dos meses, la esfera de “lo ciudadano” en temas relacionados con la transparencia y el combate de la corrupción ha tenido un comportamiento hasta entonces inédito: marcar distancia, retirarse.
En la segunda quincena de mayo, días más días menos, representantes de diversas organizaciones de la sociedad civil decidieron levantarse de la mesa de la Alianza para el Gobierno Abierto” (en ejecución desde 2011) dejando a sus contrapartes (el gobierno federal y el instituto nacional de transparencia) tratando de encontrar maneras para mantener viva la agenda. Entre las razones, acusaciones sobre espionaje.
Unos cuarenta días después, los integrantes del llamado Comité de Acompañamiento Ciudadano para la Designación del Fiscal Anticorrupción (trabajando desde febrero de 2014), también se retiraron. Fue mediante escrito y señalando que, en el Senado, la demora (que terminó siendo incumplimiento) no podía explicarse de manera creíble.
Entre ambos momentos, un nutrido grupo de editorialistas leídos en un periódico nacional decidieron retirarse de sus espacios como protesta por lo que llamaron imprecisiones y notas sin fundamento sobre los avances del Sistema Nacional Anticorrupción.
Los ciudadanos se retiran. En estos temas al menos, han marcado distancia con el Ejecutivo, con el Senado y con un diario nacional por no compartir línea editorial.
¿Cuáles son los vasos comunicantes de estas tres expresiones? Además de los temas, pueden encontrarse coincidencia en nombres y organizaciones. En todos los casos, quienes se retiraron de la mesa o dejaron sus espacios periodísticos no son improvisados, tienen a cuesta varios años de experiencia en la lucha-convivencia con el poder y los poderosos.
Algún analista ya ha señalado se trata de un acomodo natural de piezas con miras a la elección presidencial que ya se siente próxima. ¿Será un movimiento de cálculo político? De ser así, ya pasará. ¿O será la expresión de un sentimiento más profundo de que con la actual clase política no se puede? A darle tiempo al tiempo.
Insisto, lo que sucede en los estados no es copia de lo sucedido en el centro del país. Pero las agendas empatan, hay fuerte comunicación entre organizaciones y el tejido entre ellas no debiera tomarse a la ligera.
Habrá que ver cómo avanza el tema en Coahuila.
@victorspena