Déjalos envejecer con el mismo amor que ellos te dejaron crecer…
Déjalos hablar y contar repetidas veces historias con la misma paciencia e interés que ellos escucharon las tuyas cuando eras niño…
Déjalos vencer, como tantas veces ellos te dejaron ganar…
Déjalos disfrutar de sus amigos, de las charlas con sus nietos…
Déjalos gozar viviendo entre los objetos que lo han acompañado por mucho tiempo, pues sufren sintiendo que le arrancas pedazos de su vida…
Déjalos equivocarse, como tantas veces te has equivocado tú…
DÉJALOS VIVIR y procura hacerlos felices el último tramo del camino que les falta por recorrer, del mismo modo que ellos te dieron su mano cuando iniciabas el tuyo.
(Club Planeta).