Este paraíso coahuilense guarda el secreto del origen de la vida en la Tierra, ha sobrevivido eras glaciares, extinciones de mamíferos y ha vivido el paso de los dinosaurios por este planeta. Los humanos estamos terminando con la más antigua fuente de información con que contamos y que no sabemos cuánto más podrá aguantar.
CUATRO CIÉNEGAS guarda la historia original de la vida, desde los inicios, la diversificación y toda la evolución temprana de los microbios. Los estromatolitos de la zona (estructuras minerales originados por la producción, captura y fijación de partículas carbonatadas por parte de biopelículas de cianobacterias en aguas someras) han soportado dos glaciaciones planetarias, cinco extinciones globales de los mamíferos e, incluso, vieron nacer y morir a los dinosauros.
Lo que los ecosistemas de la zona no están pudiendo soportar es a los humanos: extracción de agua sin medida, canales de riego anticuados y la venta de terrenos que deberían ser zona protegida están acabando con este paraíso que podría dar a los científicos respuestas importantes, como la receta para limpiar el aire, algo que este lugar ha hecho por sí solo durante millones de años.
“Cuatro Ciénegas es un mundo perdido”
, así lo describe la investigadora de la UNAM Valeria Souza, quien ha pasado, junto con su esposo, 17 años investigando los ecosistemas de esta región de Coahuila. El estudio lo realizan en conjunto el Instituto de Ecología de la UNAM y la NASA e incluye un proyecto en el que las escuelas de la región conciencian a infantes y personas jóvenes sobre la importancia de cuidar el ecosistema, además de que les dan herramientas para encontrar un balance entre la economía y el equilibrio ecológico.
CONOCIENDO EL PARAÍSO
David Jaramillo, periodista mexicano y creador del documental Cuatro Ciénegas, nos habla de cómo llegó en 2010 a este paraíso perdido que lo hizo cambiar su estilo de vida y su forma de pensar. Lo obligó a tomar acción sobre un problema que, de no ser resuelto, podría significar la pérdida de toda una zona ecológica y científica importantísima.
El primer acercamiento que tuve con esa región fue por una fotografía de la revista National Geographic, la vi y pensé que era Turquía, cuando vi que ese hermoso lugar estaba en México me entraron unas enormes ganas de ir. Al poco tiempo, Liliana Riva Palacio, que es la directora de la Asociación Civil ConcentrArte y da talleres de educación ambiental en diferentes escuelas de poblaciones aledañas a Cuatro Ciénegas, me invitó a una expedición a la región como fotógrafo y ese viaje marcó mi vida.
—¿Qué te marcó, además de la belleza de los paisajes?
—El estar con los chavos. Sus ganas de aprender y de cambiar la manera de hacer las cosas me llenaron de energía. Pasaron tres años de la primera visita cuando Liliana me invitó de nuevo. Fue en esa segunda visita cuando decidí realizar un documental, yo siempre tuve ganas de hacer cine.
—¿Por qué hacerlo vía documental?
—Hay una crisis del agua terrible. Estas pozas en medio del desierto no solo son bellas, también conservan la memoria más antigua del planeta, es el contenido más neto del espíritu del planeta dentro de una pozas en un desierto endémico. Yo he rolado por el planeta, soy un vago, un vagabundo y nunca había encontrado un ecosistema así de extraordinario.
—¿De dónde nace tu dedicación por este proyecto?
—Mi amor por esto es la necesidad de unirme a una causa que es el fomento y la sostenibilidad a través de la educación: los métodos de riego alternativos y el poder generar la ciencia en las nuevas generaciones de jóvenes de Cuatro Ciénegas. Es un proyecto instaurado por los especialistas del Instituto de Ecología de la UNAM, los doctores Valeria Souza Saldívar y Luis Eguiarte que hace 17 años fueron invitados por la NASA a Cuatro Ciénegas para investigar la filogenética que existe del estudio de las bacterias en el agua.
SE TERMINA EL AGUA
No todo es positivo en Cuatro Ciénegas. Los pozos que contienen agua en medio del desierto han bajado de nivel, cada vez se secan más y más pozos y cada día disminuye el tiempo que los científicos tienen para resolver las dudas que existen alrededor de esta región coahuilense.
—¿Cuál es el principal problema al que se enfrenta la región de Cuatro Ciénegas?
—Tendría que decir que los cultivos de alfalfa. La agroindustria extrae el agua para estos cultivos y para producir leche y carne. Una desgracia.
Muestro la historia de cómo ha sido la extracción de agua por parte de los ejidatarios de alfalfa y el amor y la búsqueda por la sustentabilidad de parte de los investigadores de la UNAM y la NASA.
—¿Qué han descubierto en estos pozos?
—Se descubrieron bacterias unicelulares ancestrales, estas fueron las responsables de generar la primera fotosíntesis en la Tierra, lo que llevó a la formación de la primera burbuja de oxígeno y, así, burbuja por burbuja, se generó este planeta tan bello, verde y luego azul en el cual ahora vivimos y que desgraciadamente estamos destruyendo.
Cuatro Ciénegas tiene la historia de la evolución de la vida sobre la Tierra, la nuestra, la historia de la humanidad. Pero también nos puede mostrar la respuesta para limpiar el dióxido de carbono o la contaminación, nos pueden ayudar a limpiar los mares porque ya lo hicieron en varias ocasiones. Se cree que ahí está la respuesta para arreglar este planeta que hemos destrozado y al que no estamos escuchando.
—¿Cómo ha sido el trabajo con los investigadores?
—La doctora Souza y yo trabajamos en conjunto. Yo edité un libro que ella escribió y a partir de ahí decidimos hacer el documental. Empezamos de una manera independiente, la doctora bajaba a dos científicos de la camioneta que iba a las expediciones y subíamos a dos cineastas: el sonidista y el fotógrafo/productor/director, que era yo. Con ese sentimiento y corazón empezamos a realizar esta película y poco a poco conseguimos quien nos respaldara, la UNAM y al final el Conacyt que nos apoyó en la posproducción.
—¿Cuál es el principal valor del documental?
—La importancia del documental es subrayar los pequeños esfuerzos que existen por la sostenibilidad, como son los nuevos modelos de producción (como el nopal verdura) y el riego por goteo que hace la diferencia del riego de agua rodada o canales de los años 70 que son obsoletos.
“La educación ambiental es muy importante en los chavos, nosotros mostramos esa educación para dar a las personas jóvenes una propuesta diferente a la que tuvieron sus padres. También un laboratorio de ecología molecular,
que es un laboratorio donde los chavos de la única preparatoria de la zona (el CBTA 22) pasaron de solo aprender a sembrar alfalfa a extraer ADN y entender los ciclos de la vida de la tierra para poder pensar y analizar qué modelos de producción conviene sembrar. Además toman clases de ciencia con algunos de los investigadores y científicos más importantes de este país. Este es un proyecto conjunto entre la SEP y la UNAM que se instaura en el bachillerato tecnológico y que es una propuesta de empoderar a los CBTA a escala nacional, es un proyecto piloto que muestra cómo podemos hacer las cosas y que no tenemos que esperarnos a que el gobierno nos resuelva todo. Ya vimos que en lugar de resolver, empeora, como es el caso de Conagua en el sexenio de Felipe Calderón: pusieron una tubería para el riego y la buena administración del agua, pero lo que sucedió es que las tuberías se rompieron y como no se usó buena tecnología se volvieron obsoletas.
“El documental lo que quiere es mostrar los esfuerzos de la gente que ya entendió que el agua no es para siempre y que es importante el cambio y el rescate del ecosistema”.
UN CAMBIO DE CONCIENCIA
En Cuatro Ciénegas hay 18,000 habitantes. Algunos están informados sobre lo que ocurre con el agua en los pozos de este magnífico desierto y están haciendo algo para protegerlos; otros están informados, pero les es más importante el dinero que la sobrevivencia del planeta; unos cuantos más no han logrado comprender la situación por la que atraviesa su hábitat.
—¿Cómo han respondido los habitantes de Cuatro Ciénegas a estos proyectos?
—Los que no están conscientes del problema es porque les falta información. Los dueños del agua y de la tierra son los responsables de no informar y de no buscar otras alternativas de producción, ellos son los culpables de que se siga extrayendo el agua de manera desmedida y lo saben porque es la gente que viaja y son los dueños de los ranchos. El que estas personas no se unan a este tipo de cambios para su propio bienestar es una gran contradicción, pero es un prefacio de lo que sucede en nuestro país. Creo que Cuatro Ciénegas es un prefacio a escala nacional e internacional: la crisis del agua y la falta de información ecológica nos atañe y, sobre todo, a países como el nuestro. Por eso estamos en una búsqueda y revolución a través de la educación, porque creemos que las armas más efectivas son la educación, el fomento de la ciencia y el arte.
—¿Cómo te ha cambiado este documental?
—Trabajar para un ecosistema es algo kármico, el ver las estrellas y poder escucharlas en pleno desierto y el haber vivido 19 meses en nueve viajes, son experiencias que te marcan el alma y te hacen buscar la conciencia a través de lo que me ha podido compartir la naturaleza. Ha sido toda una transformación espiritual, conceptual, en mi relación conmigo, con mi cuerpo y con los demás. Este trabajo va más allá de algo material porque producir una película es algo que trasciende la muerte y estoy dejando un grano de arena. Me siento muy humilde ante lo que la madre tierra tiene para nosotros y entiendo que la naturaleza no está a nuestro servicio, más bien somos parte de ella y debemos respetarla.
El documental Cuatro Ciénegas ha sido expuesto en distintos festivales, como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Además, estará en rutas de festivales nacionales e internacionales y próximamente lo estrenarán a escala nacional y en plataformas digitales.
(Newsweek México).