Nuestra cultura es tan buena como nos permita desarrollarnos, o tan mala como nos deprecie.
Un pueblo educado es el terror de cualquier tirano, puestas estas palabras en otro orden pero con el mismo significado, lo dijo el abogado francés Maximiliano de Robespierre, sin duda este hombre salido de entre los vivos hace mas de 200 años, bien claro tenía que la falta de educación en el pueblo es el mejor campo de cultivo para que florezca la tiranía, para que triunfe el mal y para que los paracitos vivan de la sangre que con sus colmillos sacan a las buenas personas. El ciudadano formado para entender, difícilmente cae en las trampas de un malvado, mientras que la gente sin entendimiento con frecuencia resulta arrastrada por los designios de quien les precede en conocimiento, confundiéndolos, manipulándolos y colocándolos en posición de perder.
Nos cuenta la historia oficial que los viejos hacendados vivían en la opulencia a costillas de los sufridos y muy trabajadores jornaleros, la vieja historia que confunde al exitoso y rico hacendado con Drácula y al humilde y esforzado peón con la hipnotizada dama absorta por las malas artes del vampiro, es tan falsa como que la riqueza es signo de maldad y la pobreza insignia de bondad.
En las palabras del maestro nada es tan ruin como la pobreza y sus carencias y nadie es tan santo como el que progresa y edifica su propia vida, construyendo un patrimonio usando con ahínco los dones que la vida le legó. No caigamos en la pereza de confundir los bienes materiales con las malas artes, pues ni el dinero hace al malvado ni su ausencia al hombre de bien.
Palabras bíblicas nos hablan de la gracia de aquel que es capaz de pescar sus propios peces, de multiplicar sus talentos y de ser reconocido por sus obras. Vaya desgracia la de los mexicanos que no apreciamos el arte, ni nos esforzamos en el trabajo o nos enorgullecemos de progresar. ¡Basta de malas ideas! Hoy empecemos a cultivar nuestra cultura, asistamos a eventos como el magno festival de opera que surge de los añosos muros del hotel el morillo, recordemos en ese rincón de nuestro pasado las reminiscencias de aquella perdida Atenas de México, donde el aprecio por el arte vale mucho mas de lo que cuesta, evitemos que nos confundan los que pretenden deshacer la reforma educativa con las mismas intenciones del ayer para mantener a los pequeños en la ignorancia; Recordemos a los maestros que su labor no es noble por los cuantiosos e indignantes “derechos laborales” que aparentemente conquistaron a cambio de nada, si no por cumplir la santa encomienda de mostrar mejores caminos a las niñas y niños que construirán el país que todavía soñamos.
No permitamos que los orgullosos profes que al tiempo verán a sus discípulos del aula tomar con seguridad y aplomo el mando de la patria para convertirla en un lugar mejor, se confundan con los desvergonzados vándalos que rompen cuanto se atraviesa en su camino, o a aquellos que se asocian cual enjambre de langostas para montarse en el poder y destruir con sus osadas marrullerías lo mucho de bien que con esfuerzo construyeron personas mejores desde la silla que descaradamente han de ocupar.
Hoy se maestro enseñando con un buen ejemplo, mostrando mejores caminos y preparando a otros para avanzar airosamente en la edificación de un futuro mejor.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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