*** Falsas encuestas, ataques periodísticos pagados, asaltos fabricados y sigue el avance del alcalde de Saltillo.
*** Gasta Moreira dinero del pueblo para “elevar” campaña de Riquelme, pero todo termina en rotundo fracaso.-
La desesperación ya hizo presa de los gobernadores de Coahuila, David Aguillón Rosales y Rubén Moreira Valdez, o viceversa, para el caso es lo mismo, porque lo que hace la mano hace la tras, diría aquel juego de infancia que se perdió en la maraña de la modernidad.
Sucede que estos dos oscuros personajes de nuestra política ya se cansaron de inyectarle recursos del erario público a la pre pre pre campaña política de Miguel Ángel Riquelme Solís y éste nomás, como dicen en el pueblo, “no prende”. La gente en lugar de mirar con agrado sus aspiraciones lo observa con gran recelo, con temor, con desprecio y con preocupación, porque representa los intereses de estos hombres que han amasado cuantiosas fortunas a lo largo de diez años en el poder, tan cuantiosas que hasta ni ellos mismos saben cuantificarlas.
De acuerdo con cálculos de gente que le sabe a esas cosas de la inversión en política, por lo menos, bajita la mano, se han gastado mil millones de pesos para lograr una meta que está muy, pero muy, distante de los objetivos proyectados que son los de dar continuidad a la política de Rubén Moreira, cuyo gobierno es el más mediocre, gris, abusivo y corrupto de la historia moderna de Coahuila.
Lo grave en todo esto es que Rubén Moreira, nadie sabe por qué causa, razón o lo que quiera llamarle, se aferra a una decisión impositiva que, viéndola por todos lados, no lleva más que a desbarrancarse con todo y el atado de ambiciones.
En torno a ese capricho la gente empieza a hablar muchas cosas, a comentar, a expresar opiniones diversas que llevan desde la simple relación de amigos, la participación en empresas, los negocios turbios generados a la sombra del poder hasta otro de relaciones, más personales.
Porque solo a base de sociedades o amistades “entrañables” se puede aceptar el empecinamiento de Moreira por dejar en el cargo a un alcalde gris, altanero, prepotente y, además, inútil para trabajar en el bien de la comunidad. Nadie puede negar que las calles de Torreón se encuentran convertidas en una especie de satélite lunar con más pozos y hoyancos que hasta la mismísima luna.
Sin embargo, la gente tiene que soportar tanta mediocridad y, además, tanta corrupción, porque no es secreto que una obra como la de modernizar el alumbrado público los laguneros pagarán alrededor de 3 mil millones de pesos, en Saltillo trabajos semejantes no alcanzarán ni los 300 millones de pesos.
Pero estas líneas no son para hablar de la corrupción de Riquelme Solís, eso lo haré en mejor ocasión. Ahora la idea era concretarme a comentar ese terror que sienten los moreiristas al escuchar el nombre de Chilo López.
Es tanto el malestar que causa que para tratar de quitarlo del ánimo de la gente formaron un escuadrón de asaltantes y secuestradores. Unos atacaron los domicilios particulares de la gente en cuanto barrio y colonia se les vino en mente y otros han realizado secuestrados cuya finalidad es la de hacer creer a la sociedad que Chilo, como se le conoce por su diminutivo de Isidro, no sirve ni para dirigir una banda de guerra.
Pero como ese operativo tendiente al desprestigio del alcalde no funcionó y sí en cambio causó el malestar de los propietarios de restaurantes, debieron detener su “estrategia” de resultados más que fallidos.
Después, a través de un periódico de la localidad y de la estación de radio que pertenece al gobierno, las baterías de la batalla política se dirigieron en contra de este personaje saltillense miembro de una familia de empresarios que a lo largo de los años ha generado empleos para la gente. Los resultados de estas acciones perversas surgidas de mentes enfermas de poder no fueron las esperadas. Y en Palacio Rosa se realizaron reuniones para saber de qué forma se puede bajar del ring de la política a ton osado enemigo al que con tanto ataque ya han convertido en mártir.
Y aquí, después de tantas reuniones y análisis de estrategias hechas sobre las rodillas, llegaron a la conclusión que las encuestas podrían ser armas poderosas. Funcionaron cuando Humberto Moreira tuvo la ingrata ocurrencia de dejar a su hermano en el poder, funcionaron cuando la campaña presidencial, entonces ¿por qué no habrían de funcionar para meter en el ánimo de la sociedad la figura y rostro, nada carismático por cierto, de Miguel Riquelme?
Fue así como primero agarraron por sorpresa a una importante empresa encuestadora. Esta les sirvió a medias en sus intereses y no quiso prestarse a la “jugada completa” que era la de desaparecer del mapa de la política coahuilense a Chilo López.
Entonces recurrieron a otra encuestadora, una que aceptara colocar como ciertas las ideas de David Aguillón y Rubén Moreira.
Y bien dicen que con dinero baila el perro. La encuestadora hizo a pie juntillas lo que se le indicó, inclusive cometió el error de rebasar el 100% en algunos puntos, todo por ceñirse al pie de la letra a las indicaciones de quienes gobiernan en Coahuila.
La suma del terror hacia el alcalde opositor es tanta que, en su afán de dañar su imagen, terminaron por fortalecerla. Le dieron solo un 3 por ciento de posibilidades de ser candidato, un tanto igual en votaciones en caso de ser el candidato de los panistas y además, menos del tres por ciento le dieron sobre el simple de hecho de que la gente conozca su nombre.
A la encuestadora no le importó perder credibilidad a cambio de un puñado de pesos. Lo que sí es cierto es que, bien sabía que tan desproporcionada encuesta terminaría por regresarse como bumerang para darles de lleno en la cara a los autores intelectuales de un acto de desprestigio mal armado.
Y para colmo, los principales funcionarios y beneficiarios del gobierno de Rubén Moreira, empezaron a subir los resultados de las encuestas para que las vieran propios y extraños, como si preparan el terreno para el gran fraude.
Lo que nunca pensaron es que la gente ya está harta. Cansada de tanto abuso, de tanto crimen, de tanta inseguridad y de tanta corrupción.
La gente ya no se traga los resultados de encuestas pagadas con recursos públicos, lo lamentable es que es la misma gente que muestra apatía a la hora de cumplir con su compromiso de votar que sí no, desde hace mucho tiempo se le hubiera marcado un zapato en los traseros de los delincuentes que gobiernan esta entidad