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(Vanguardia. Opinión. Rosa Esther Beltrán. Mayo 27, 2016 – 00:39).
“Salvo los políticos, todos pensamos que las acciones políticas deben ser éticas. Sin ética la política destruye”. Arnoldo Kraus.
Recuerdo muy bien que cuando se llegó el tiempo de la sucesión de Humberto Moreira, ya se sabía entonces que Rubén, su hermano, sería su sucesor y que él en ese tiempo tenía cáncer de próstata.
El mismo Rubén lo informó en 2010 siendo candidato a la gubernatura, y años después comentó a la prensa local que estaba curado. Yo lo celebro, porque el derecho a la salud es universal e irrenunciable.
En 17 meses más Rubén entregará el Gobierno. Durante cinco años ha acudido a recibir atención médica para verificar que sigue sano. Obviamente, los cuidados médicos necesarios se solventan con su salario, es su derecho, y ese recurso se liquida con los impuestos que los contribuyentes coahuilenses aportamos.
Ante esa situación, es inexplicable la dureza y falta de sensibilidad de Rubén para buscar soluciones, que sí las hay, a la crisis de la Clínica del Magisterio y las pensiones.
He hablado con muchos trabajadores enfermos, derechohabientes activos y pensionados del Servicio Médico me han dado sus testimonios de lo que tienen que invertir de su salario o su pensión para pagar los medicamentos que no les surten. Lourdes padece leucemia, tiene una pensión de 6 mil pesos y se ha visto obligada a dejar el medicamento porque cuesta 17 mil pesos. Los casos son muchos, entre cerca de 50 mil derechohabientes y sus beneficiarios, usted ya se imaginará las dimensiones de la problemática.
Los encuentros entre Rubén Moreira y los representantes de la Coalición de Trabajadores de la Educación de Coahuila, de los que surgieron los acuerdos de la instalación de tres mesas de trabajo fueron un fiasco, y después de 46 días de permanecer en el platón de la Plaza de Armas, todo está como al principio; aunque lo importante es que los engaños, las mentiras del personal del Servicio Médico, han sido exhibidos. Los directivos tuvieron que admitir ante los trabajadores de la educación que expenden medicamentos selectiva e ilegalmente en las oficinas de la dirección en donde se encuentran las instalaciones del recreativo de la Sección 38 del SNTE. Ya no hay duda de que esas instituciones están en manos de protodelincuentes serviles.
Rubén Moreira, si quisiera, podría negociar con el Gobierno Federal para conseguir recursos financieros de los Fondos Catastróficos. Con ellos se está solventando el Sistema Universal de Salud y el mes próximo; o sea, en cinco o seis días, todos los gobernadores deberán firmar un compromiso para asegurar los sistemas de salud, pero no le da la gana exhibir la catástrofe que ha provocado su desgobierno y sus esbirros, los directivos de la Sección 38.
Para el señor Moreira, los trabajadores de la educación son tan solo un membrete, un nombre, son elementos desechables y 46 días en un platón no le dicen nada a este hombre que dice gobernar Coahuila. Se los dijo a los representantes de la Coalición de Trabajadores de la Educación: “No los veo”. Con ese dicho no oculta sus tácticas salinistas, estas expresiones revelan la perversidad de este Gobierno.
La Coalición no levantará el platón hasta que haya resultados tangibles, reales, como el abasto suficiente de medicamentos, contratos con despachos nacionales para las auditorías externas, y avances en los acuerdos para la derogación de las leyes de Pensiones y del Servicio Médico.
Estos compromisos deben cumplirse ya, y resolver la grave crisis de la seguridad social. El plantón sigue hasta tener los compromisos del Gobierno del Estado. No se aceptarán más engaños. Los coahuilenses curamos a Rubén, pero él no mueve un dedo por la salud de los trabajadores de la educación.
¿También será inútil el encuentro de mañana a las 9:00 a.m.?
