Los estados del sureste de Estados Unidos iniciaron el domingo un enorme esfuerzo de limpieza y recuperación después de que los vientos, la lluvia y las mareas ciclónicas que trajo el huracán Helene cortaron el suministro eléctrico, destruyeron carreteras y puentes y provocaron inundaciones catastróficas desde Florida hasta Virginia.
La tormenta causó al menos 60 muertos, según las autoridades estatales y locales de Carolina del Sur, Florida, Georgia, Carolina del Norte y Virginia. Las autoridades temen que se descubran aún más cadáveres en varios estados.
Las estimaciones de daños oscilaron entre 15 mil y más de 100 mil millones de dólares, según dijeron las aseguradoras y los meteorólogos durante el fin de semana. Los daños materiales y la pérdida de producción económica serán más claros a medida que las autoridades evalúen la destrucción.
El jueves por la noche, Helene azotó la costa del Golfo de México en Florida tras varios días de lluvias torrenciales. Más de 3 millones de clientes sufrieron cortes de electricidad durante el fin de semana después de una tormenta sin precedentes, vientos feroces y condiciones peligrosas que se extendieron cientos de kilómetros tierra adentro.
Algunas de las peores lluvias afectaron al oeste de Carolina del Norte, que vio caer casi 76 centímetros en Mount Mitchell, en el condado de Yancey, informó el Centro de Predicción Meteorológica del Servicio Meteorológico Nacional.
Funcionarios de transporte dijeron que más de 400 carreteras permanecían cerradas en el estado, donde el gobernador informó de dos muertes el sábado.
Las aguas superaron la represa del lago Lure, en el condado de Rutherford, y los habitantes de Chimney Rock y sus alrededores describieron el centro del pueblo como arrasado. Las imágenes mostraban centímetros de barro y sedimentos, árboles arrancados de raíz y postes telefónicos rotos y edificios convertidos en escombros.
Justo al sur, en el este de Tennessee, las autoridades del condado de Greene temen que la presa de Nolichucky esté al borde del colapso, pero la Tennessee Valley Authority informó a última hora del sábado de que la estructura era estable y segura.
“La devastación que estamos presenciando tras el paso del huracán Helene es abrumadora”, afirmó el sábado el presidente Joe Biden. “Jill y yo seguimos rezando por todos aquellos que han perdido a seres queridos y por todos los afectados por esta tormenta”.
Carolina del Sur registró el mayor número de víctimas mortales, ya que las autoridades locales contabilizan hasta ahora 24, muchas de ellas fruto de la caída de árboles.
Diecisiete personas, incluidos niños, murieron en Georgia a causa de Helene, según declaró el gobernador Brian Kemp tras ver los daños en Valdosta.
Un total de 11 personas perecieron en Florida, dijo el gobernador Ron DeSantis el sábado desde Perry, en la costa del Golfo de México, que sufrió el embate de olas de 4,5 metros, mayores que las vistas en huracanes en los últimos años.
En la zona costera de Steinhatchee, una marejada ciclónica -una pared de agua de mar empujada a tierra por los vientos- de 2,4 a 3 metros desplazó casas móviles, dijo el servicio meteorológico.
La minúscula comunidad cercana de Spring Warrior Fish Camp evaluaba los daños el sábado y seguía esperando ayuda de emergencia o de los primeros auxilios.
“Nadie piensa en nosotros aquí”, dijo David Hall, mientras él y su mujer rebuscaban entre las algas y los peces muertos en la oficina del hotel del que eran propietarios. Muchas de las casas de allí están construidas sobre pilotes debido a una ordenanza local y sobrevivieron a los graves daños.