El 22 de febrero fue instituido como el “Día del Agrónomo en México”, al recordar que en esta fecha se inauguró la Universidad Autónoma de Chapingo (22 de febrero de 1854; Texcoco, Edomex). Primera Escuela de Agricultura en América Latina.
Los agrónomos y las canciones, una fórmula secreta; una dupla única. Álvaro Genaro Carrillo Alarcón (Álvaro Carrillo), poeta y compositor oaxaqueño, fue Ingeniero Agrónomo egresado de la ENA (Escuela Nacional de Agricultura, en Chapingo. De ahí egresó en 1945). Dicen que escribía durante las clases. La inspiración llegaba y la paleta del pupitre fue muchas veces testigo fiel de composiciones inéditas. “Adiós a Chapingo”, es una de estas letras inspiradas en sus sueños y en sus amores; escritas, con esa devoción única de un Agrónomo.
Acá en el norte tenemos a La Narro (Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro”), y de ella, a la Rondalla de Saltillo. Juntas, La Narro y La Rondalla, han enamorado por décadas. A quienes abrevan de sus aulas y se entregan en sus canciones, a quienes abrevan en sus canciones y se entregan en sus aulas.
Nuestra Narro. Nuestro orgullo coahuilense, nuestra herencia saltillense y lagunera. Semillero de generaciones de Agrónomos que cultivan la tierra y siembran amores. Grandes hombres y valiosas mujeres han cursado en sus aulas y egresado de sus muros (maestros distinguidos y egresados con mérito). Han llevado el nombre de Coahuila y de México, a rincones insospechados del orbe, siempre en alto, siempre en pos de galardones, que cuelgan de los celosos muros de “La Gloria”, casco de la gran Ex Hacienda y enigmática sede de su Rectoría.
Ser Agrónomo y ser de La Narro, son cosas que se dicen fácil, pero significan: orgullo indescriptible.
Destacan en el país otras instituciones agronómicas: La prestigiada Escuela de Agricultura de la UNI (Universidad Autónoma de Nuevo León). Con sus campos experimentales que son orgullo nacional. De ella han egresado personajes de la política, la poesía y de la técnica. Grandes maestros y grandes alumnos. Ha hecho historia patria la Facultad Agronómica de la UNI.
Hermanos Escobar en Chihuahua, una Universidad Agronómica que fuera gloria nacional y que por razones de presupuesto, hubo de cerrar sus puertas hace algunos años. De ella hay tanto que decir, todo gira en el prestigio y la calidad de sus egresados y de sus catedráticos. No puedo juzgar a los chihuahuenses por no defenderla, son temas complicados los del recurso público y del “cómo se gasta”. Mejor ni hablar; contaminamos un tema tan amable.
Hay muchas otras Escuelas y Universidades formadoras de Agrónomos en México; que son ya parte de su patrimonio cultural, que se escriben en su historia y que definen su futuro. Solo me centro en estas tres; y solo a guisa de ejemplo.
El campesino está dolido, el campo está olvidado.
La pequeña propiedad urge de agrónomos comprometidos para innovar, para ser científico de la tierra y los cultivos. Hay tanto por hacer, aunque estemos mejorando. La seguridad alimentaria es un reto posible de la SAGARPA y los productores nacionales, unidos en un propósito: producir el 70% de lo que el país consume.
Las universidades no siempre son regidas por gente honesta y comprometida y el presupuesto se aleja del campo y de su crecimiento. Los alumnos y los maestros, no son valorados por sus propios directivos. Pero hay historias de éxito alrededor de la agronomía y de las escuelas y universidades agrarias. Y, el Agrónomo no es dejado; es un político nato y un benefactor social, imbuido de un humanismo casi religioso.
Tantos egresados practicando otros oficios, porque está saturada la carrera y porque los salarios no son acordes con tan alta responsabilidad del Ingeniero Agrónomo. Pero como ingenieros, los Agrónomos son buenos en donde forman una expertiz; en donde se empeñan. El Agrónomo es educado para servir, y el servicio es inacabable empresa, sobre todo en una patria, amada e inacabada, como la nuestra.
Feliz día a los Agrónomos de México.