El barrigón destartalado llegó encorvado a la casa de una parte pequeña de sus detractores, digo pequeña porque seguramente es mayor la que próximamente puede votar por él. Durante un largo recorrido mantuvo su semblante de culpa y vergüenza, mientras lo atendían como seguramente lo hicieron los aztecas con un barbado conquistador.
Su rostro inyectado de Botox no oculta su cara de falsedad, más bien exalta su decrepitud e intolerancia. Su imborrable gesto de soberbia ahora se modifica un poco y denota la cara de duda de quién viene de a sobajar a todo un país orinando sobre su terreno.
Como hace ya casi 500 años, el último día de agosto de 2016 entró el peor enemigo declarado de los mexicanos al corazón de nuestro país, y de la misma forma que el cobarde Moctezuma dejó entrar a su casa al mal oliente marinero español cargado de espejitos y el deseo de apropiarse de las abundantes riquezas del Tlatoani o mejor dicho del pueblo que lo encumbró, hoy la cabeza sin cerebro del gobierno mexicano mete una vez más al enemigo con invitación y todas las ceremonias cuando pretende el dinero de nuestra gente para que se construya una pared que recuerda a la formidable línea Maginot, costosa estructura francesa diseñada para contener los posibles embates de alemanes e Italianos que jamás sirvió para sus descerebrados fines de defensa, pues el enemigo armado de millares de aviones ni la notó al entrar por mar, aire, tierra y todos los flancos como actualmente entran el hampa y millones de toneladas de drogas a los Estados Unidos causando que alguien como Trump pretenda liderar a su país.
Pero más que la absurda intención del mofletudo farsante y su maquillaje naranja, con su pelo teñido de amarillo que vuela por el aire cuando lo asusta algún inmigrante colado bajo la guardia del poderosísimo servicio secreto haciendo sonar música estridente, lo que nos llena de rabia es constatar la estatura de nuestro actual presidente, su falta de inteligencia y su escasa imaginación para poner al grandulón en ridículo ante nuestro propio pueblo, por el contrario el poco sagaz “Mandatario” Confirmó el miedo que le tiene a los vecinos del norte y sin la menor estrategia actuó en favor del seguro perdedor de las próximas elecciones Estadounidenses, contrariando a quien sí está enfilada a ganar y colocando al país de antemano en una posición de desagrado ante la actual administración de Obama.
Y si el ridículo payaso racista nos causa una sensación de asco, no es el quien nos enferma más por lo que pasó en los pinos, pues su causa y sus argumentos son tan tontos como la mayoría de sus seguidores, si América ganó la Segunda Guerra Mundial y a raíz de ello su poder se catapultó hasta donde actualmente se encuentra, es por la inteligencia de un emigrante Judío de origen Alemán, mismo que por el racismo del líder Nazi que pretendía hacer a su país grande “otra vez” cedió a su enemigo vencedor la ciencia y el conocimiento de sus propios paisanos para que le derrotaran a él y más adelante a su aliado, el poderoso imperio del sol con el arma más terrible de que se tiene conciencia.
Pero dejando de lado lo que pasó y puede pasar más allá de nuestro suelo, el que nos causa la peor sensación por este evento no es el decrepito grandulón, es el diminuto y poco capaz ocupante de la residencia oficial de los pinos, nos duele que su ignorancia nos represente, nos lástima su falta de dignidad y nos preocupa su poca capacidad; pero lejos de sucumbir a esa sensación de vergüenza, levantemos la mirada para entender que somos el 75% de los mexicanos quienes lo repudiamos y próximamente vamos a elegir gobiernos mejores en toda la nación.
Por lo anterior, no tomes dadivas, no creas patrañas y vota en conciencia, no pierdas tu dignidad y en todo el territorio nacional vota con inteligencia, pues tú vas a hacer la diferencia y te enorgullecerá.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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