Una ciudad es grande por sus gentes (por su gente). Saltillo perdió a un grande, a un ciudadano que la hace grande (aun habiendo nacido a la vida eterna). Lo pierde Coahuila, y lo resiente México, en su ausencia terrena. Fue un caballero de amplio espectro.
Gran empresario fue el señor Arizpe: serio, humano, filántropo, caritativo. Don Joaquín Arizpe De La Maza, ha fallecido, sí, pero aquí queda su legado. Sabemos que ahora cumple siglos, su trascendencia es de una mayor significación. Su paso en la tierra no fue simple (estuvo en ella por 96 años, todos productivos; muchos plenos de bondad, y de proyectos, que son historias de éxito).
Liderazgo firme y sereno. Apoyador de proyectos de vida para tanta gente. Visionario y discreto. Delgado de cuerpo y embarnecido de ideas y de humanismo. Deja en la comunidad coahuilense, y más allá de ella, una huella de real generosidad y de vida útil.
(Fotografía de Vanguardia.com).
Nuestro pésame a Saltillo todo (a familiares, a amigos y a tantos que lo conocieron y lo siguieron, lo amaron y lo respetaron).
¡Descanse en paz, don Joaquín!