Coronada de rosas y jazmines,
arrullada por auras sonadoras,
en medio de recónditos jardines
que guardan por do quier aves canoras;
perdiéndose á lo lejos sus confines
del Océano en las ondas bramadoras,
América felice é inocente
muelle doblega la morena frente.
Era un tiempo de paz; serena, pura,
la faz del indio descuidado enseña
sello de libertad y de ventura;
no conoce opresor, ni se domeña,
ni bebe en sus placeres la amargura.