Por fortuna ya se va la familia que tanto dinero le costó a México, los que se creyeron de la monarquía del imperio mexicano fallido. Maximiliano y Carlota les quedaron guangos para las ínfulas que se dieron los hijos de él y los de ella, por suerte no hubo de los nuestros, de por sí está muy aumentada esta familia; completaron su six pack, tres de él y tres de ella, todos muy cuidados, con mucha guardia presidencial, hasta uso de helicópteros militares para su trasporte. Y vuelos privados.
Aún en sus múltiples viajes a Europa solo para ir de compras o retirarse de la vida pública, de tanto naco como nos veían, viajes de desaburrimiento. Al fin se acaban los peores seis años de la política en México, la familia quiso ser muy fifí pero salió muy chafí (ya que de esa palabra se dio cuando al término de la independencia del país nacen nuevas clases sociales, en las tiendas llegaron elegantes telas y encajes para decir que esta mercancía era muy fina decían: es muy fifi, que quiere decir finísima, de ahí que solo dejaron las primeras dos letras de cada palabra para conformar la palabra fifí).
Esta familia entonces digamos quedo en chafí, de chafo, ya que se ganaron el desprecio de casi todo México, excepto de quien logró beneficiarse de la corrupción imperante que destacó en todo el gobierno, poniendo el ejemplo esta familia empezando con la pareja. Las hijas empezaron a usar vestidos de diseñadores europeos al estilo de los que usan en la realeza, siempre despreciando al pueblo, salvo a una minoría que se sintió fifí pero no pudieron ya que esta descripción no sólo representa el poder económico sino también los valores éticos de los cuales ningún miembro utilizó en todo el sexenio.
Al fin llego la gran fecha, solo dos días más y se van, aunque Angélica Rivera, alias la Gaviota, se despidió muy bien de la residencia oficial de Los Pinos, se sintió huracán y cargó con todo: obras de arte patrimonio de los bienes de la nación, candiles, alfombras, bueno hasta la cuchillería de plata se llevó la muy muina o ruin como la quieran llamar, en la mudanza.
No se conformó con la residencia de la desfachatez “la Casa Blanca”, regalo de la corrupción del gobierno de su marido, de contrato televisivo para engatusar gente que todavía ve telenovelas. Ya finiquitó la novela dirigida bajo el guión de Televisa, la de “Nosotros los Millonarios, Ustedes los Pobre “.
La corrupción desmedida de este sexenio es para la posteridad. Al parecer desde Carlos Salinas de Gortari empezó la competencia de quien roba más; aunque se me hace que ya hay empate técnico. La casa blanca de Angélica Rivera, regalo de OHL la empresa favorita de Enrique Peña Miento, y ni cómo olvidar a Odebrecht, donde resultaron muchos millonarios gracias a la corrupción imperante. Veintidós gobernadores priistas saqueadores de sus Estados, todos cobijados del nuevo PRI, que presumía el casi ex presidente, el peor en todos los aspectos, nos llevó a la vergüenza internacional. En lo único que destacamos fue en los niveles de corrupción y muerte, ya somos casi de los primeros lugares.
Nos hereda una deuda de 10,000 billones de pesos, inmiscuido en el narco gobierno, perdonando al ex gobernador de Veracruz Javier Duarte (el monstruo asesino que cometió crímenes contra lesa humanidad, aplicando agua destilada a niños con cáncer en lugar del cóctel de medicamentos que conforman la quimioterapia). Cometió este ex gobernador un crimen imperdonable e inadmisible.
Dejó a gobernadores y todo el aparato gubernamental robar a sus anchas. Rosario Robles y José Antonio Meade, desviaron 7,000 millones de pesos, abandonando a los más pobres y enriqueciéndose ellos.
Protegió a carta cabal a los saqueadores de Coahuila, los hermanos Moreira’s. A uno de ellos, a Rubén, lo premió con una diputación plurinominal, (también cometieron crímenes de lesa humanidad, con los más de 300 muertos de Allende, Coahuila. Entregaron el Estado al crimen organizado, vendiéndoles la plaza al mejor postor).
Al fin se va esta familia despreciada por el 90% de los mexicanos, la familia que siempre se creyó fifí, pero quedaron en un nivel moral de lo más chafo que pueda representar a México, país de gente creativa talentosa y trabajadora, con una diversidad cultural digna de presumir al mundo.
Corrupción, muerte e impunidad, símbolos de esta familia tele novelesca, de baja estofa, que pretendió ser fifí. Adiós para siempre adiós.
Y termino diciendo ya chole con lo mismo de los mismos.
Rosa Ofelia Garza de la Peña
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